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Función

Halle Berry es la suma de éxitos y fracasos

La actriz narra que cada personaje interpretado se ha convertido en una experiencia de gran valor personal

Fabián W. Waintal | 03-12-2021
Fotografía: Reuters

 

En medio de su debut como directora de la cinta Bruised, disponible en Netflix, la actriz Halle Berry hace un recorrido por los momentos más importantes de su vida profesional.

¿El debut como directora se puede comparar con tus primeros trabajos como actriz?

La actuación en cierta forma llegó como muchas cosas en mi vida, como esa especie de universo que a veces se nos cruza en nuestro destino. Es lo que exactamente pasó con mi debut como directora de cine, tal cual como cuando empecé como actriz. No siempre suelo seguir el camino que me impongo, pero sigo el camino que a veces se me presenta. Y es algo que me sirvió bastante en la vida. En este caso los productores ni me habían imaginado en el rol principal, como una luchadora de artes marciales mixtas. Tuve que convencerlos. Y cuando llegó el momento de buscar un director, después de hablar con una amiga me di cuenta que yo podía dirigirla. La única diferencia es que esta vez me tuvieron que convencer a mí. Y lo lograron.

¿Cuál dirías que fue la producción de cine que mejor dirección tuvo en tu carrera?

La verdad es que todas mis actuaciones son como mis hijos. Cada una de ellas me dejó alguna impresión, incluso aquellos trabajos que pueden haber parecido un fracaso o los que no lo fueron, los que suelen señalarme la gente. Tengo que decir que aprendí siempre algo valioso en cada estudio de cine por el que pasé. Con todos los roles que les di vida, aprendí algo, como con todos los directores de cine con los que trabajé. Cada experiencia tuvo un gran valor personal. Por eso es tan difícil elegir cuál fue más valorable que otro. Es como decir qué hijo amo más. Es imposible. Los amo a todos por igual, cada actuación es parte de mi crecimiento y mi evolución como artista y también como mujer. Todo forma parte de mi vida y en cierta forma te diría que fueron pasos necesarios para llegar hasta donde llegué hoy.

Al entrar al mundo del espectáculo por haber sido la primera afroamericana que participó en el certamen de belleza de Miss Mundo, en cierta forma, ¿tuviste que demostrar que eras mucho más que una cara linda al momento de trabajar como actriz?

En verdad, cuando me llamaron para trabajar con Spike Lee en Jungle Fever, en un principio querían que interpretara el rol de una hermosa esposa. Y hubiera hecho lo que sea por el honor de conocer y trabajar con un director como Spike Lee. Pero cuando leí el guion, inmediatamente quise interpretar el rol de la drogadicta. Era la forma de alejarme de la parte física que me había definido tanto, para demostrar que hay un lado diferente en mí. Y por suerte, Spike me dio la oportunidad de hacerlo, aunque tengo que decir que tampoco lo vio enseguida... pero eventualmente se dio cuenta que yo podía actuar, demostrando que las drogas no discriminan y afectan a todos por igual. Fue una muy buena oportunidad.

Y así como a los hispanos les ha costado encontrar un lugar en Hollywood, ¿te das cuenta las puertas que abriste en tu caso para otros afroamericanos?

Es algo que sentí cuando filmamos Boomerang, con Eddie Murphy. Sentí que estábamos adelantados en el tiempo. En aquel entonces, no me parecía que el mundo estaba listo para ver un cine así, con gente afroamericana así. Fue una buena forma de cruzar fronteras, pudiendo contar nuestra historia, presentándonos como somos. La gente todavía no había conocido nuestra verdad y hasta los críticos de cine creo que no entendían nuestra cultura lo suficiente como para darse cuenta lo relevante que fue.

¿Y el Oscar que ganaste como Mejor Actriz por Monster’s Ball?

A mí siempre me gustaron los personajes que están  quebrados socialmente, gente que lucha por sobrevivir o que no son comprendidos. Son los roles que más me gustan. Probablemente tenga que ver con mi propia experiencia en la vida. Cada vez que me tocó actuar en esa clase de roles, sentí cierta catarsis donde me pareció que yo me estaba curando al compartir partes personales que están escondidas en esos roles. No siempre se presentan abiertamente, pero son una gran oportunidad para zambullirme y trabajar.

Y cuando llegó a mi vida aquel personaje de Leticia Musgrave, entendí exactamente el dolor del personaje y la tortura que viví en el cine. Es algo innato.

- ¿Es verdad que en un principio, en aquel entonces, el estudio tampoco querían que fueras la protagonista?

Es verdad. Tuve que luchar bastante por ese rol. Tuve suerte porque el director Marc Forster luchó por mí y tal cual como Spike Lee creyó en mí, al pensar que no se puede definir cómo se ve alguien que sufre. ¿Cómo se ve alguien así? Tuve mucha suerte al darle vida a un personaje del estilo del Oscar.

En una época en que Estados Unidos hoy revive el racismo con la policía, ¿hubiera tenido un efecto diferente estrenar ahora Monster’s Ball donde tu personaje afroamericano se enamora del policía de raza blanca que tiene que ver con la muerte de tu esposo?

No, no creo. Es algo que también dije en aquel entonces. Siempre me pareció una historia muy importante para contar. Es un personaje con el que me identifiqué muchísimo. Para ser honesta, ni siquiera vi a Billy Bob (Thornton) como el blanco salvador. Yo vi dos personajes que necesitaban amor, como el aire que necesitaban respirar, siendo el producto de un padre afroamericano y una madre de raza blanca, en el mundo de ambos. Y yo entiendo lo que significa amar por amar. No importaba de dónde venía el amor. Era más importante lo que necesitaban como seres humanos. Es lo que pensé en aquel entonces y es lo que sigo pensando hoy. Nunca los vi como un tema racial, ni blanco ni negro. 

¿El estereotipo del amor que impone el cine a veces tiene muy poco que ver con la realidad?

Tal cual. Y no siempre sabemos dónde lo vamos a encontrar. Yo siempre defendí la idea de evitar imponer límites en dónde podemos llegar a encontrar el amor. Amor es amor y no siempre deberíamos dictar dónde o cómo lo podemos encontrar. Pero todos lo necesitamos, todos lo buscamos. Es parte del ser humano. Es parte de lo que nos hace sentir vivos y nos ayuda a evolucionar.

¿Qué significa para ti el amor por el Oscar ahora que ya lo tienes?

Los premios son bastante graciosos. Hay quienes dicen que son como una marca que le dan credibilidad a nuestro talento. Pero al mismo tiempo, genera demasiadas expectativas sobre nosotros. Y a veces esa expectativa es muy difícil de manejar, porque en realidad no sabemos qué actuación puede llegar a ganar premios. Y yo sé que nunca los busqué tampoco. Pero una vez que ganas un Oscar, no hay fórmula que asegure que vas a ganar otro ni que vas a conseguir trabajos que valgan la pena otro premio. No es algo que podamos controlar. Y la expectativa es injusta porque en cierta forma impone que si ganaste una vez, deberías seguir ganando, como si de alguna forma pudiste controlar la primera vez que quisiste ganarlo.

 

 

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