Bardo... cinta llena de reflexiones profundas

Cuando Alejandro González Iñárritu regresó a México a filmar Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades, fue muy celoso de la historia que quería contar y sólo contadas personas conocían el guion. A sus actores secundarios les entregaba sólo las páginas de sus escenas y a su protagonista, Daniel Giménez Cacho, le dejó leer solamente en dos ocasiones el guion, pues no quería que nadie racionalizara el texto. Incluso el argumento se los pasaba a través de un programa especial que en cuanto se terminaba de leer se autodestruía y le avisaba a Iñárritu si alguien le hacía un screenshot del mismo.

Yo lo leí dos veces, pero tuve que insistir. Lo que él quería es que no lo estudiáramos justo para no entrar en un proceso racional y de construcción, de que uno dijera aquí voy a hacer esto, pero sí le insistí”, contó en entrevista Daniel Giménez Cacho.

Fue en marzo del año pasado que se supo que González Iñárrirtu, ganador de dos Oscar a Mejor Director por Birdman y El renacido, estaba en la Ciudad de México rodando Bardo, falsa crónica de unas cuentas verdades, teniendo como protagonista a Daniel Giménez Cacho, quien le da vida a Silverio Gama, un periodista mexicano, radicado en Estados Unidos, que regresa a México después de varios años de ausencia para recibir un premio. A su llegada se enfrenta a una serie de recuerdos, memorias, situaciones tanto políticas como culturales que chocan con sus recuerdos y con una realidad nacional en la que se encuentran muy marcados temas como el de la migración, la violencia, las muertes y los feminicidios.

Estoy muy feliz de las reacciones que he podido percibir y me siento muy orgulloso de una película como esta que está llamando a tantas reflexiones profundas, personales sobre el momento y sobre la vida. Creo que la película interpela al público, le está diciendo: ‘Tú, qué onda con tu papá, qué onda con tus hijos, cómo te sientes con la cantidad de desaparecidos que hay en tu país, qué crees que es lo mexicano, qué crees que es el éxito’, o sea hay una cantidad de temas que están ahí y creo que la película está interpelando al público. Ha sido muy bonito encontrarse con gente, con público que se acerca muy conmovida. Eso me da mucha alegría, pues además de que es una película hermosa, impactante, majestuosa y enorme, le está hablando a las personas, a lo humano”, reflexionó Giménez Cacho.

La actriz argentina Griselda Siciliani, quien interpreta a Lucía, esposa de Silverio, se sumó a lo expresado por su colega y ahondó en cómo vivió el rodaje de este filme que inaugurará este sábado la 20 edición del Festival de Cine de Morelia y que llegará el próximo 27 de octubre a la cartelera comercial para después estar disponible el 16 de diciembre en Netflix.

Todas las escenas tuvieron su complejidad, pero también su diversión, incluso las que son más dolorosas. Son escenas que esperaba hacer, que todas tenían algo mágico, que todas tenían algo que me tocaba el alma. Lo que me queda es la experiencia de haber podido atravesar esas escenas, contar algunas más divertidas, otras bien profundas y bien dolorosas. Estaba pensando en la escena de la cama, que tiene muchas partes y recorridos, Daniel y yo estábamos desnudos, con nuestras intimidades y nuestra confianza, sabiendo que estábamos experimentando una escena que para mí es como histórica, como espectadora no me la olvido y como actriz, menos. Es una escena lúdica, luego se pone erótica, se pone profunda y se pone dolorosa”, relató Siciliani.

Alejandro González Iñárritu se encuentra en nuestro país para promocionar Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades y este fin de semana viajará a Morelia para hablar del filme que hace una mezcla de lo real, de lo onírico, de la locura y que mucho de eso fue captado por el cinefotógrafo iraní Darius Khondji.

Bardo... cuenta con las actuaciones de Ximena Lamadrid, Iker Sánchez Solano, Francisco Rubio, Andrés Almeida, Noé Hernández y Mar Carrera. Dentro del equipo de producción también se encuentra Eugenio Caballero, director de arte que ganó un Oscar en 2007 por El laberinto del fauno. Las coreografías de la cinta fueron montadas por la coreógrafa Priscila Hernández.

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