Wrexham vs. La Superliga

• El anhelo de los dueños es convertir al Wrexham, uno de los tres clubes más antiguos del mundo, en una potencia

En 2006 la cadena FoxSports emitió la primera temporada de Atlas, una pasión, una serie de TV que se adentraba en la intimidad del equipo que en ese tiempo era considerado el peor del fútbol Argentino luego de haber sido desafiliado por salir último de la 1ra D. Era un formato nuevo que enganchaba a los amantes del fútbol de toda la vida. Se constituyó en un simpático homenaje a los miles alrededor del mundo que encauzan su pasión entregando gran parte de su vida, sin recibir nada a cambio, a proyectos de fútbol que generalmente acumulan más frustraciones que alegrías. Atlas, una pasión no era sólo una linda historia, sino uno de los primeros indicios que nos preparaban para entender una realidad en la que actualmente estamos inmersos; el fútbol, para bien y para mal, dejó de ser un solo deporte y un hecho cultural para convertirse en un jugador clave del mundo de espectáculo.

Veinte años después, mientras desde el ostracismo mediático el Atlas argentino compite en la Primera C de su país, el Wrexham galés es noticia mundial por haber conseguido el pasado fin de semana el ascenso desde la quinta (National League) a la cuarta categoría (League Two) del fútbol inglés.

En 2020, Ryan Reynolds y Rob McElhenney, dos actores referentes de Hollywood compraron el Wrexham para rescatar al histórico equipo galés que estaba quebrado y a la deriva. Como sucedió con el ATLAS, el humilde club del barrio de Colegiales de Buenos Aires, la historia está siendo contada en una serie televisiva que documenta el día a día de la institución.

La visión y el gran anhelo de los dueños es convertir al Wrexham, uno de los tres clubes más antiguos del mundo –fundado en 1864– , en una potencia global; el pasado sábado dieron un pequeño primer paso de su sueño utópico. Cuando el colegiado marcó el final del encuentro contra el Boreham Wood, que decretó el ascenso de categoría, mientras una turba de alegría invadió el campo del Racecource Ground, los propietarios hollywoodenses se fundieron en un largo y emotivo abrazo. Horas antes habían estado bebiendo con algunos de ellos en una taberna de la ciudad totalmente mimetizados con el paisaje y la idiosincrasia local.

Mientras hace poco más de un año los grandes capitales encallaron el proyecto de la SUPERLIGA por menospreciar la fuerza identitaria y cultural de las ligas locales, reconforta ver trascender un proyecto que entendió desde su génesis que no existe el éxito en el fútbol sino se alcanza con la “gente dentro”.