Pablo Carrillo

Pablo Carrillo
La neurona

Grande entre los grandes

15 de Enero de 2019

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El tiempo pasa y ahora parece alcanzar al escocés Andy Murray, que, con lágrimas, declaraba que ya resultaba insoportable lidiar con la lesión de cadera que le ha impedido seguir en los primeros planos del tenis mundial.

Murray quedó en el camino del Abierto de Australia, en la misma primera ronda, al caer ante el español Roberto Bautista Agut, en cinco peleados sets y más de cuatro horas de fragorosa batalla. Adiós al gran torneo australiano, tal como lo había vaticinado apenas un día antes en conferencia de prensa. Su meta es poder llegar con salud al Abierto de Inglaterra, Wimbledon, su gran triunfo, su cita con el destino, en donde logró ganar para la gloria del tenis británico, rompiendo así una larga racha de tiempo sin un triunfo, pues antes que él, en 1936, Fred Perry había sido el último británico en lograrlo, habían pasado setenta y siete años, nada más.

El gran tenista nacido en Glasgow irrumpió en abril de 2007 en el top ten del tenis mundial, con apenas diecinueve años, dejando muy firmemente establecido, desde ese entonces, que se trataba de un grande del deporte blanco. A los veintiuno se estableció como número tres del planeta, algo muy complejo, pues era ya el tiempo de Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic, por lo que estamos hablando de palabras mayores. Por meses y meses se mantuvo en el top cinco, con incursiones, hasta llegar al dos del ranking a los veintiséis años, todo ello a base de tesón, de un tenis de implacable entrega.

El punto álgido de su carrera se dio a mediados de noviembre de 2016, cuando llegó a la cúspide del tenis mundial, donde permaneció cuarenta y un semanas, para escribir con letras de oro su nombre al lado de grandes que ostentaron ese inconmensurable honor de ser el mejor del planeta, desde que la ATP considera los rankings, en 1973, hasta nuestros días.

Murray está, entre otros muchos grandes, número uno del ranking mundial del tenis, en una lista privilegiada que incluye a Ilie Năstase, John Newcombe, Jimmy Connors, Björn Borg, John McEnroe, Ivan Lendl, Stefan Edberg, Pete Sampras, André Agassi, por mencionar a los más grandes, así como sus contemporáneos, Federer, Nadal y Djokovic.

Una proeza, pues, estar ahí, una proeza romper un maleficio de casi ocho décadas para los británicos en la Catedral del Tenis, Wimbledon. Ahí quedarán sus logros y un historial que será recordado por su esfuerzo permanente y su increíble capacidad física.

Grande Murray, grande entre los grandes.

 

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