Una vez más, el Abierto Mexicano de Tenis Telcel en el bello puerto de Acapulco, Guerrero, ha seguido adelante -literalmente contra viento y marea– como uno de los mejores eventos de su categoría en el mundo, pero, sin duda, como el que más ayuda a la comunidad donde se desarrolla, pues el espíritu altruista del gran torneo tenístico ha superado todas las expectativas.
Ahora no se trató de un evento de la naturaleza ni de una pandemia, ahora el torneo acapulqueño ha tenido una serie de eventos que han generado mucha controversia, y que han dado lugar a que una serie de seudoperiodistas, o más bien dicho, un grupo de sensacionalistas, especuladores, echen a andar su imaginación para intentar desprestigiar a un gran evento deportivo que pone muy en alto a nuestro país.
Supongo que la ATP, la asociación de tenistas profesionales, tendrá que explicar a los directivos del AMT las supuestas enfermedades de tres jugadores, Casper Ruud, Holger Rune y Tommy Paul, que dijeron tener problemas gastrointestinales y que, por ello, abandonaban el torneo. Más que necesaria es esa investigación pendiente, pues el torneo gasta un dineral en traerlos, les paga, además de la respectiva bolsa, una enorme cantidad para que jueguen el torneo, y si acaso no estaban enfermos, como ellos lo señalaron, deberán ser severamente castigados por el organismo rector del tenis varonil, y tendrían que merecer una sanción ejemplar.
Por su parte en la rama femenil, la WTA, de la mano de GS Sports, ha generado una estupenda edición del Mérida Akron Open en la ciudad blanca, una belleza de lugar, que, de la mano de los queridos amigos del Yucatán Country Club, han realizado una brillante edición de ese torneo femenil, con la presencia de grandes tenistas de nuestro tiempo encabezadas por la estadunidense Emma Navarro, la española Paula Badosa y la griega María Sakkari. Esta edición subió de un WTA 250, a un WTA 500, un incremento importante en la calidad de las jugadoras ante el hecho que es el doble de puntos y dinero.
Esperemos que pronto más jugadoras mexicanas puedan participar en este evento, pues se trata de una gran ciudad, un público fantástico, una organización de primera, y sería la receta perfecta para que siga creciendo en todos sentidos uno de los dos mejores eventos femeniles que tenemos en nuestro país.
A seguir impulsando ambos torneos que, de manera especial, engrandecen a nuestro país en el mundo.