Casi una obsesión
Gracias a la inmensa trayectoria que está construyendo Osmar Olvera, ya es el máximo ganador mexicano en la historia de los mundiales.
Imposible negarles mi afición a los triunfos de los deportistas nacionales en el extranjero. Desde mi niñez, siempre esperaba la llegada del Excélsior a casa, lo que era muy fácil de reconocer con aquel golpeteo del papel periódico en el garaje de la casa para buscar éxitos en el mundo de los representantes nacionales en la sección de deportes, que en ese tiempo, finales de los 60 y en todos los 70, sucedían a cuenta gotas, a no ser por algún triunfo en boxeo, en caminata, en el automovilismo con el inolvidable Pedro Rodríguez, pero también y de manera destacada en el tiro deportivo, con la gran Nuria Ortiz, una mujer que logró en su carrera seis medallas en los Mundiales de tiro, dos de cada metal, lo que es un logro inmenso, dicha hazaña deportiva se generó de 1969 hasta 1987, sin lugar a dudas, una de las grandes representantes del deporte nacional.
Gracias a la inmensa trayectoria que está construyendo el clavadista capitalino Osmar Olvera, con su increíble cosecha de dos medallas olímpicas, plata y bronce en París 2024, así como sus siete medallas en campeonatos mundiales de deportes acuáticos, un oro, cinco de plata y un bronce, ya es el máximo ganador mexicano en la historia de los mundiales, y aún podría incrementarlo con su participación en el trampolín de tres metros individual en la actual competencia mundial en Singapur 2025.
Vale la pena recordar a los deportistas que fueron protagonistas a nivel mundial, cuando, insisto, los éxitos internacionales se presentaban esporádicamente, y Nuria Ortiz siempre puso en alto el deporte mexicano en la especialidad de skeet, el tiro al plato con escopeta, reitero, una competidora de gran historial para México. Lamento nunca haber tenido la maravilla de conocerla o entrevistarla, pero les confieso que en mi niñez y adolescencia, sólo de leer en este mismo diario sus éxitos, se convirtió en una de mis figuras deportivas idolatradas.
Ojalá Osmar Olvera continúe con sus éxitos, con su disciplina, con su sacrificio y que sea, tal como Nuria Ortiz en mi caso, un ídolo deportivo a seguir para nuestra niñez y nuestros adolescentes, pues el verle triunfador, el verle con un físico impresionante, producto del esfuerzo y trabajo con tenacidad, constancia, pero sobre todo con inmenso amor a su deporte, es un mensaje esperanzador para miles y miles que necesitan, con urgencia, personajes que inspiren su vida con mensajes positivos y ganadores.
Osmar es ya, a sus 21 años, un referente del deporte mexicano.
Y lo que sigue…
