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Un año

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Las siguientes son preguntas que escribimos en este espacio en marzo de 2018, en los días en que, después de una larguísima precampaña, inició oficialmente el camino rumbo a la elección que hizo a Andrés Manuel López Obrador presidente:

“¿Cómo le hará el Presidente para cumplir todas sus promesas de campaña? Las que lleva décadas haciéndole a los suyos y las nuevas a los nuevos adeptos. ¿Cuáles se volverán prioridad? ¿Cómo hará con las que son francamente irreconciliables? ¿Cuáles se irán tachando por su inviabilidad? ¿Cuántas habrán sido llamaradas de petate sólo para mantener viva la irá colectiva al frente en la víspera de la elección? ¿Cuáles un engaño para atraer a nuevos votantes? ¿Qué promesas serán moneda de cambio para cumplir con otras que para la agenda lopezobradorista, sí serán importantes?...”.

Aquel texto se llamó AMLO: Administrar la decepción, más de 18 meses después y tras el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, algunas de estas preguntas han sido respondidas. En este primer año de gestión, ha quedado claro que el primer lugar de la agenda la ocupan los programas sociales de la Secretaría de Bienestar. Y esto ha forzado a la aplicación de políticas económicas que han mantenido a nuestra moneda por encima del comportamiento global.

El peso ganó más de 6 por ciento de su valor frente al dólar durante este año. Aunque entre una nube de incertidumbre, la inversión en nuestro país no se detuvo, entraron millones de dólares que a su vez se traducirán en empleos. Las remesas rompieron récords, en los primeros ocho meses del año entraron casi 24 mil millones de dólares por este concepto. 2019 no fue el de la catástrofe esperada con un ejercicio de gobierno que sataniza al neoliberalismo.

Muy contra las perspectivas de crecimiento, nuestra economía se mueve mucho mejor que otras de la región.

Sin embargo, durante estos doce meses, el presidente Andrés Manuel López Obrador no movió un ápice su postura respecto a decisiones tomadas y que se valieron de “procesos democráticos” dudosos para concretarse: “Que sí echarán abajo el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México para concretar su proyecto en las pistas de Santa Lucía: ¿en verdad estará dispuesto a tirar a la basura lo que ya está avanzado? ¿Cuántos empleos perdidos?...”, preguntamos hace 18 meses. Y la respuesta la conocemos todos. Sí, este gobierno convirtió aquella obra en Texcoco en un castigo tangible para la pasada administración.

“Lo prometido aterrizará en la realidad y dejará de ser combustible de la esperanza por el cambio, estará en la mesa de todas las discusiones y las decisiones, a pesar de que algunas pueda aprobarse, se entenderá, desde ya, que ninguna dará resultados a corto plazo, que ninguna tiene un espectro de acción tan potente, que dibuje un México distinto al que conocemos en menos de uno, dos o tres años. La corrupción no desaparecerá como por arte de magia con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a Los Pinos, la pobreza no se reducirá por decreto y la violencia no desaparecerá con la promesa de amnistía....”. Y estas últimas tres afirmaciones están en lo correcto, porque era, es difícil pensar que las brechas sociales desaparecerán antes de que termine este sexenio, es complicada la certeza de que incluso en cinco años tendremos un panorama mucho muy distinto, más aún cuando el mismo tiempo se le abona a la polarización.

El gran pendiente sigue siendo la inseguridad. 29 mil 629 asesinatos en los diez primeros meses de gobierno. Operativos fallidos. Una estrategia sumamente cuestionada, a la que no se le asoma un cambio en el futuro cercano. La autocrítica es necesaria por sobre otros rubros, en éste... Aunque así como en la economía, vale la pena subrayar que en medio de estallidos sociales en el mundo, México ha sabido lidiar con ellos y se posiciona, aún con los costos políticos, como un líder latinoamericano en política exterior. Y ese trabajo ha sido gracias al canciller, Marcelo Ebrard, quien ha sabido atender las varias crisis que han surgido en la agenda: la arancelaria, la migrante y las que vienen de más al sur del continente.

Aunque este primer año no fue catastrófico, no ha encontrado la vía para dar certezas frente a la decepción. Sólo va un año.

 

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