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Repetirse

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Se presentó en el Senado un acuerdo para ir por la despenalización de la mariguana, no importa el fin. El anuncio lo hicieron Morena, Acción Nacional y MC. De concretarse, el proceso sería gradual y estará basado en la jurisprudencia de la SCJN, que establece que no se debe criminalizar a quienes hagan uso de la planta de manera personal. Acaso sólo lo resuelto en la Corte resulta novedoso, lo demás ya se ha visto. Iniciativas van y vienen, nadie le entra en serio el debate.

Hace unos días, en Nuevo León, dijeron que no a una ley similar, pero en materia de aborto. No hubo acuerdo y la interrupción del embarazo se queda como está, sólo permitida en ciertas causales, pero penalizada en el resto. En nuestro país, desde 2007, sólo la Ciudad de México permite su práctica sin importar las razones, y hasta las 12 semanas de gestación. En el resto de entidades, el tema está congelado y cuando llegan propuestas como la discutida en NL, el resultado decepciona, pero no sorprende.

En ese mismo estado, apenas hace un par de días, se realizó el primer matrimonio entre personas del mismo sexo sin necesidad de un amparo. Aunque para que este enlace se concretara, la pareja tuvo que someterse a un proceso burocrático que duró seis horas. Actualmente, sólo en trece estados del país reconocen el matrimonio igualitario; Sinaloa y Tamaulipas tienen la orden de la SCJN para legalizarlo, al primero ya se le venció el plazo, no hay intención; el segundo aún está en tiempo, tampoco hay avances. Hace nueve años que estas uniones se legalizaron en la capital mexicana. Desde entonces, poco se avanza en esta materia en el resto del país.

La semana pasada, Tatiana Clouthier propuso recortar en 50% el presupuesto de los partidos políticos. Ya saltó el PT, uno de los aliados de Andrés Manuel López Obrador en la campaña de 2018. Así como cuando Pedro Kumamoto presentó una iniciativa similar en el Congreso de Jalisco y que fue boicoteada por el PRI. No es un tema nuevo, de hecho, es un pendiente que siempre se anota en la agenda legislativa, pero que también, siempre, se queda a la espera de una discusión y con una férrea defensa de los recursos por parte de una oposición que, para esto, se une. Ojalá esta vez no sea el caso.

El fuero es otro pendiente en cada legislatura y aunque nunca faltan ejemplos que justifiquen su eliminación, tampoco faltan quienes se oponen. Incluso, la iniciativa que envió AMLO al iniciar el sexenio no ha logrado convocatoria para ser discutida. Ahí está en la mesa, pero no hay interés, sólo resistencia.

Si el sexenio pasado los conflictos de interés fueron marca y centro de múltiples cuestionamientos, los últimos días no nos dicen que ahora esto es distinto. Como tampoco lo ha sido el tema de la transparencia, en la que lejos de declaraciones patrimoniales pulcras, tuvimos documentos que nos generaron dudas y ocasionaron múltiples aclaraciones de algunos funcionarios. Un compromiso de dientes para afuera, que pocos parecen tomar en serio.

México continúa con leyes locales desiguales en materia de crímenes por razón de género. A pesar de los tantos, tantísimos, que se cuentan todos los días, hay entidades que se resisten a declarar alerta por este tipo de violencia. No hay, tampoco, una base de datos con datos reales, que no se contradigan con los que registran organizaciones. No hay un compromiso real para el combate de feminicidios.

Así como tampoco hay avances en materia educativa, seguimos rezagados, y en la víspera tenemos la cancelación de la reforma aprobada en el sexenio de Enrique Peña Nieto, también hablamos, otra vez, de la CNTE con sus usos y costumbres —métodos sindicales de extorsión— que sólo perjudican a los alumnos. De igual forma leemos sobre reducción en el presupuesto asignado a la ciencia y las artes. Y cuando el mundo le apuesta por la energía alternativa, aquí planeamos —a pesar de las contradicciones— nuevas refinerías.

Los mismos temas. Nos repetimos una y otra vez. Más que un país que aburre, somos un país que no avanza. Estancado, atorado, Conformista. Mediocre, si me apuran. Ahí está el verdadero reto para quienes presumen buscar (ahora sí, nos dicen ellos) una transformación. Y vaya que diario, también, nos lo repiten.

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