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La consulta

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

¿Cuál será el costo político de la consulta que inicia el próximo 25 de octubre? Andrés Manuel López Obrador pudo convocar a sus expertos, negociar con opositores y dialogar con quienes hoy forman parte de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Escucharlos a todos y, en un ejercicio democrático, en donde se analizan y resuelven controversias, resolver el futuro de la terminal aérea. Finalmente, el tiempo dará la razón a cualquiera que sea la opción que resulte elegida.

Además, finiquitando este asunto, podrán dedicar tiempo, esfuerzo y hasta recursos, en otros temas también pendientes y cuya resolución tiene calidad de urgente. Andrés Manuel López Obrador podría, pudo, hacer esto para terminar con la polémica: Texcoco o Santa Lucía.

Pero eligió el camino más largo y que al pasar de los días se complica cada día más. Se gastará su bono democrático, sí – ya escribimos aquí al respecto—, pero con él otro millón y medio de pesos en la consulta de cuatro días con la que, nos dicen, decidirán el futuro del Nuevo Aeropuerto.

Respaldándose en la idea de una democracia participativa, este ejercicio no ha parado de toparse con dudas y piedras en el camino. Desde que comenzó a materializarse ha estado llena de incertidumbre, de poca claridad y hasta de contradicciones.

Uno de los argumentos más usados por el equipo de López Obrador es el supuesto aval que habría dado la Organización Internacional de Aviación Civil, pero éste se cayó hace un par de días cuando en un comunicado aclara que jamás dio su visto bueno para la construcción de dos pistas en Santa Lucía, pues necesitan realizar un estudio mucho más completo.

También, nos dijeron ayer por la mañana, que los recursos para pagar la consulta vendrán de legisladores de Morena que lo darán voluntariamente, pero para la tarde de ayer mismo, Porfirio Muñoz Ledo aseguró que la bancada de Morena en San Lázaro no aportaría para ello.

Y junto a éstos, otros asuntos que con apenas dos semanas de antelación nos están explicando. Que la consulta se hará en 538 municipios del país, aunque no sabemos cuáles son los criterios para elegirlos.

Que las mesas de votación serán vigiladas por observadores ciudadanos y estarán en plazas públicas. Que el conteo y el desglose de resultados estará a cargo de una consultoría de su entera confianza.

Y la consulta, ésta será de sólo una pregunta, aunque con dos respuestas posibles: “Dada la saturación del aeropuerto de la Ciudad de México ¿cuál opción plantea que sea mejor para el país?: A) Reacondicionar el actual aeropuerto de la Ciudad de México y el de Toluca y construir dos pistas en la base aérea de Santa Lucía o B) Continuar con la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco y dejar de usar el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México”, y con ello esperan resolver uno de los temas que fueron protagonistas de la campaña electoral, pero que, más allá de esto, representa una inversión multimillonaria y multioperativa para el país.

¿Cuánto tiempo aguantarían dos pistas en Santa Lucía o uno remozado en Toluca operando junto al actual aeropuerto? ¿Cinco? ¿Diez años? ¿Cuánto tiempo aguantó la Terminal 2 inaugurada por Vicente Fox antes de convertirse en una opción insuficiente? ¿Cómo resolverán la inversión si gana la opción A? ¿Cómo negociarán con los opositores si gana la opción B?

Uno de los grandes problemas fue tanto estirar este asunto que les ganó el tiempo, ya estamos a mes y medio de la toma de posesión y llegarán a ésta con un bono democrático malgastado y con un resultado en la consulta sumamente cuestionable.

Si lo que querían era abonar a la idea de una democracia participativa, su falta de certidumbre está apostando a una democracia con poca certeza en su toma de decisiones.

 

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