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La Cancillería

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Tras el primer año de gobierno han quedado precisados los claroscuros de esta administración. La lupa en los temas que ocupan los titulares diarios no la quitamos, pero importa también reconocer esos otros detalles que suman, que suman muchísimo en la construcción del país que deseamos.
Porque mexicanos somos todos, dentro y fuera del país.
Mexicanos todos, sin atenuantes. Mexicanos, sin excepciones.

Uno de los brazos más trabajados en materia de gobernabilidad es el que camina junto a la representación internacional. La Secretaría de Relaciones Exteriores ha sido la dependencia que más trabajo ha realizado desde el día uno de gobierno, incluso desde antes del arranque del sexenio. Ayer, durante su comparecencia en el Senado, Marcelo Ebrard no soltó el timón de uno de los asuntos que, si bien aún no está concretado, sí logró construirse gracias al trabajo diplomático. Advirtió que México no aceptará ninguna modificación del T-MEC, menos aun si éstas vienen de parte de EU como moneda de cambio. Recalcó que la relación entre ambos países debe ser bajo el principio de la coexistencia.
Y esto, no sólo significa que el trato debe ser entre iguales, sino también que deben asumir su responsabilidad en asuntos como el narcotráfico. 

Además del trabajo político que desde la Cancillería se ha ejecutado, también se han dado pasos importantísimos en la protección de los ciudadanos que se encuentran fuera de nuestro país y sin importar su estatus migratorio, incluso, sin importar su condición sexual. En los últimos meses, la Secretaría de Relaciones Exteriores ha trabajado para dotar en sus 80 embajadas, 67 consulados, siete misiones permanentes y tres oficinas de enlace, de la capacitación necesaria para que sus funcionarios cumplan con la ley que permite el matrimonio igualitario. Éste es apenas un primer gran avance, pero resulta más que significativo cuando hablamos de una Cancillería que se atrevió a pagar los costos, que entendió que la representación dentro y fuera del país debe ser la misma para todos.

No es que el matrimonio igualitario fuera un recurso jurídico ajeno a las facultades del Servicio Exterior Mexicano, porque es incluso un derecho que hoy es abrazado por la Constitución y varias leyes generales y federales, lo único que no había tenido en estos años había sido el respaldo de una Secretaría que se atreviera a exportar a todas sus sedes esta posibilidad. Que tuviera la voluntad de hacerlo, que sacara estas leyes del clóset. 

Gracias a esto, hoy mexicanos residentes en cualquiera de los 80 países en donde hay una sede diplomática pueden contraer matrimonio bajo nuestras leyes. Una encomienda lanzada por el canciller Marcelo Ebrard en el marco del Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia en mayo pasado, con la finalidad de que nadie sea estigmatizado, menos aún por los representantes de su propio país y más cuando las representaciones diplomáticas son ese espacio que los ayuda a sentirse en casa. Tomó sólo unos meses para volverlo una realidad. Esto también viene a cuenta por la deuda histórica que el gobierno mexicano tiene con la comunidad LGBTTTTIQ. La Cancillería desde sus trincheras y con las herramientas que tiene a su alcance busca cerrar esta brecha.

Y estos avances van de la mano con la política progresista y de libertades que este gobierno impulsa y de la que no es ajena la Secretaría de Relaciones Exteriores, tal como quedó claro en la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas en septiembre pasado. Ahí, el canciller Marcelo Ebrard, respaldó la lucha feminista y la equidad de género. Lo hizo entonces y resuena esto en un momento en el que mujeres de todo el mundo salieron a las calles para entonar un mismo grito, vuelto eco a través de las redes sociales. Es más que simbólico que México ocupe un lugar importante, no sólo en el combate, sino también en el debate global, en el entendimiento necesario de estas luchas que aún buscan estar presentes en las agendas políticas para volverse una realidad expresada en leyes y en la correcta impartición de justicia.

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