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El equipo de López Obrador

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

 

Nada mal la calificación que recibe el gabinete de Andrés Manuel López Obrador. 4 de cada 10 mexicanos aprueban su operación, según la encuesta publicada por El Economista y Consulta Mitofsky. Aunque, también, 4 de cada 10 lo reprueban. El resto es que él inclina la balanza de manera positiva, pues, aunque no celebran, no descalifican por completo. Lo interesante es que, entre los varios personajes, son muy pocos quienes representan un activo real, es decir, figuras cuya aportación es mayor a los negativos que genera.

Esta semana, por ejemplo, Marcelo Ebrard confirmó ser uno de esos personajes cuyo trabajo es reconocido por la gente. Lo dice este estudio de opinión. 5 de cada 10 mexicanos considera que, en estos dos años de gobierno, ha realizado una gran labor, tres de cada 10, creen que regular y sólo 2 de cada 10, recriminan el trabajo realizado desde la Cancillería. Las vacunas y el acceso que México tendrá a ellas, es resultado de la diplomacia y política que se gestó desde la Secretaría de Relaciones Exteriores, donde supieron apostarle al futuro y a la verdadera puerta de salida para esta pandemia que nos tomó por sorpresa. Algo similar ocurre con el secretario de Marina, almirante Rafael Ojeda, su dependencia ha encontrado un nuevo cauce en esta administración, que le permite mayor reflector, y ha sabido aprovecharlo.

Lo curioso se presenta cuando llegamos a los nombres de quienes, por circunstancias evidentes, han sido voces protagonistas de este 2020. Jorge Alcocer,  secretario de Salud, es aprobado sólo por tres de cada 10. Pocas han sido sus participaciones en la crisis sanitaria. Apenas la semana pasada lo vimos firmar el acuerdo (cabildeados desde la SRE) que permitirá a México acceder a la vacuna de Pfizer. Aparte de eso, la emergencia por coronavirus ha quedado en la figura de Hugo López-Gatell, el subsecretario al que hemos visto dar tumbos. Primero con el rechazo al uso de cubrebocas; luego, con los cambios sutiles en su discurso y que en ocho meses lo han hecho portar mascarilla en sus conferencias de las 7 de la noche; eso, más su entusiasmo por el reflector y, desde luego, el saldo de la pandemia en nuestro país, que pasó de trágico a catastrófico y terminamos en abominable, más de 111 mil mexicanos fallecidos hasta ayer. Su índice de aprobación está mucho muy lejano del que registran otros funcionarios, como los referidos al inicio de este texto. 4 de cada 10 consideran que su trabajo frente a la covid-19 ha sido malo; dos de cada diez creen que regular. El asunto con López-Gatell es que ha sabido aprovechar la exposición, se ha posicionado como uno de los funcionarios con mayor reconocimiento de nombre. A pesar de los yerros, acapara titulares y opaca la labor de otros funcionarios, afectados más por la sombra que por una mala gestión.

Sin embargo, mucho de lo que no se puede reprochar en estos dos años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ha salido de esos despachos donde han priorizado el trabajo por encima del reflector. En los hechos se ve, al ojo de la gente, también.

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