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Del otro lado del muro

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Casi 600 mil contagios de COVID-19 en todo el mundo. Mientras en Wuhan, China, inician su reencuentro con la vida cotidiana y levantan poco a poco las restricciones de tránsito, de este lado del mundo vamos apenas de subida. Del total de infectados, Estados Unidos tiene más de 103 mil. Una sexta parte. Es el nuevo epicentro de la pandemia. A Donald Trump no le ha quedado más remedio que dejar de expresar su incredulidad ante lo peligroso de la pandemia. Ayer promulgó su megaplan para dar soporte a la economía estadunidense. Justo horas después de que el Fondo Monetario Internacional alertó que la recesión global ya inició y que podría ser más fuerte que la de 2009.

El gobierno de Estados Unidos dispondrá de dos billones de dólares. Éste es el monto con el que, calculan, se podrá ayudar a los sectores más vulnerables y las empresas de todos los niveles que hoy enfrentan el dilema de qué sucederá en un futuro inmediato si los trabajadores deben estar confinados en casa y sin la opción de hacer trabajo desde ahí. Qué momento. En medio de una precampaña presidencial: “Este dinero será destinado a préstamos a pequeños negocios y gente que se quede sin trabajo (...) Quiero agradecer a los demócratas y republicanos por unirse y poner a Estados Unidos primero...”. En una tradición política en la que el voto muchas veces es factor para los electores, un instante como éste será sin duda altamente redituable.

Estados Unidos sigue como pocos países, una tradición patriótica. Su embajador en nuestro país, Christopher Landau, exhortó a los estadunidenses que se encuentran en el extranjero, a que regresen a casa. El mensaje es claro, a pesar de los números que registra la Universidad Johns Hopskins, el gobierno de Donald Trump apuesta también por el discurso nacionalista. Nadie cuidará a sus ciudadanos como ese país. 

Aunque también, la pandemia ha reiterado la conducta imperativa de Trump. La tarde del viernes, invocó a la Ley de Producción de Defensa para obligar a General Motors a fabricar respiradores artificiales para asistir a los pacientes contagiados de COVID-19. Acusó a la empresa de automóviles de no aportar lo suficiente en el combate a la nueva cepa de coronavirus. 

En Estados Unidos, esta emergencia sanitaria no sólo se trata de lo mismo que en cualquier parte del mundo: contener la propagación de la infección para salvar la mayor cantidad de vidas posible.

 

ADDENDUM

“Hay un muro que los divide. No se puede comparar. La movilidad de Tijuana no es la misma que San Diego...”, respondieron ayer autoridades de Salud, en la conferencia de las 7 de la noche, ante la pregunta del por qué la enorme diferencia entre los casos de COVID-19 en ambos lados de la frontera norte de nuestro país. Ante lo que sucede en EU, desde luego que las alertas se prenden de este lado del muro. Vaya ironía, el muro habría terminado por proteger a México, según la explicación de nuestro gobierno. El coronavirus, aparentemente, no ha podido traspasarlo...

 

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