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Funcionarios, muchas gracias

Viridiana Ríos

Viridiana Ríos

Querido funcionario público, gracias.

Gracias por tu trabajo. Has sido tú quién ha ayudado a crear seguridad social, educación, justicia y salud para millones de mexicanos. No es fácil llevar un país. Y tú lo has hecho.

Te confieso que me duele que, recientemente, las palabras “funcionario público” se hayan vuelto sinónimo de villano. La gran mayoría de ustedes no merece esto. No son ustedes la desprestigiada “clase política” ni los “políticos vividores” o los “tecnócratas” desapegados de la realidad.

La gran mayoría de los funcionarios públicos son trabajadores admirables.

Son las decisiones y los excesos de algunos los que han arrastrado entre las patas a todos. En particular, al funcionario público honesto que lo único que ha hecho es llevar a cabo su trabajo, día a día, para aceitar y crear una memoria histórica de cómo hacer avanzar a nuestro país.

Honorables funcionarios, los muchos que sí los hay: la clase política los ha defraudado a ustedes tanto como a nosotros. Aun así, mientras los que estamos fuera nos quejamos, ustedes han tenido que seguir trabajando, día con día, ayudando a crear el gobierno que queremos, a pesar de la clase política que tenemos.

A veces me pregunto si ya se nos olvidó, a nosotros, a los no-funcionarios, que la mitad de los funcionarios públicos federales gana menos de 10 mil pesos, no los 160 o 180 mil pesos que solían ganar los 320 titulares de unidad. O si ya no nos acordamos de que la gran mayoría de los salarios de los funcionarios públicos ha permanecido congelada desde 2003, haciendo que el salario de los niveles bajos haya perdido el 60% de su poder adquisitivo.

A todos ustedes les digo: gracias por seguir adelante. El país es mejor gracias a su trabajo.

Quiero hacer, además, un homenaje especial a las mujeres que trabajan en la función pública. Gracias especialmente a ellas porque a su trabajo diario debe agregarse la tensión y frustración de tener que lidiar con las injusticias de un mercado laboral que las discrimina y no les permite ascender a los puestos de mando. Para muestra un botón: como ha mostrado el Inegi, la mitad de los funcionarios públicos son mujeres, pero el 77% de los puestos altos los tienen hombres.

Gracias también a los funcionarios de excelencia que han realizado su trabajo con absoluta honestidad y apego a la legalidad. Ustedes son la mayoría.

De acuerdo con @FuisteTu_Mx, un colectivo de organizaciones que identifica instituciones de gobierno que han utilizado sus recursos sin incurrir en una sola irregularidad, existen al menos 23 dependencias públicas de excelencia. Destacan dos universidades públicas autónomas, la de Yucatán e Hidalgo, así como varios municipios como Tequisquiapan, Puerto Morelos, Jojutla, Temixco, Xicotepec, San Pedro Cholula, Xochitepec y Tula de Allende. La lista completa la pueden encontrar en www.fuistetu.org

Finalmente, gracias a las varias generaciones de funcionarios públicos que han diseñado y edificado programas sociales que han cambiado la vida de miles de mexicanos en situación de pobreza o vulnerabilidad. Son funcionarios de Diconsa los que han ayudado a miles de personas a consumir leche fortificada. O en el Programa de Estancias Infantiles para Madres Trabajadores, los que ha ayudado a muchas madres o padres solos a permanecer en sus trabajos o a buscar uno.

Gracias a los funcionarios que trabajan en programas que el Coneval ha clasificado como “destacados” debido al gran impacto que tienen en sus beneficiarios. Destaca el Programa de la Reforma Educativa (SEP), el Programa de Apoyo al empleo (STPS), y la Pensión de Adultos Mayores (Sedesol).

Ojalá que la administración entrante comprenda la urgencia de crear un servicio profesional de carrera que dignifique la profesión. El funcionario público es un trabajador público, no un villano.

 

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