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Comentócratas, lean esto

Viridiana Ríos

Viridiana Ríos

AMLO llegó al poder porque los mexicanos creyeron en su diagnóstico: la necesidad de que el “pueblo bueno” emprendiera una lucha contra la “mafia del poder”.

A la comentocracia esto le parece de risa loca. Un diagnóstico simplista y divisor. Ríos de tinta se han vertido llamando a AMLO populista y a sus seguidores, “los enojados”.

Y si bien es cierto que este diagnóstico suena simplista y divisor, la forma en la que la comentocracia reacciona ante este diagnóstico demuestra que no entiende, o no quiere entender, al México que está fuera de las Lomas.

A la comentocracia mexicana le da flojera hacer su chamba.

La comentocracia de este país ha perdido la capacidad de cuestionarse, y de preguntarse por qué, algo que le parece evidente y necesario al 53% de los votantes, a la comentocracia le parece populista o llanamente ignorante.

Una mejor comentocracia, una que buscara cuestionarse trataría de entender qué yace detrás de ese “diagnóstico simplista” de AMLO y, sobre todo, de su contundente aceptación pública.

Y es que, lo que AMLO simplistamente llama “la mafia del poder” es, en traducción tecnocrática (para decirlo como a la comentocracia les gusta), un capitalismo de cuates que ha terminado por crear monopolios que deprimen los sueldos y aumentan los márgenes de ganancia de los productores. Un enraizado “amiguismo” en el otorgamiento de contratos públicos y de plazas públicas. Una clase política que se ha convertido en un culto al poder por encima de un culto al servicio público.

Pero no, la comentocracia prefiere reírse del concepto “mafia del poder” antes que entenderlo. Así de soberbia es.

Una comentocracia que se cuestionara a sí misma vería que lo que AMLO llama “el pueblo bueno” es, en traducción tecnocráctica, el ciudadano que ha visto su poder adquisitivo disminuir en los últimos seis años y que ha continuado laborando porque no tiene alternativa en un mercado laboral segmentado.

Pero no, la comentocracia prefiere burlarse del concepto “pueblo bueno”, ver en AMLO la llegada de un “caudillo tropical” que abandera un enojo irracional en contra de las élites y obsesionarse con decir que este país está mejor que hace medio siglo. Así de poco ambiciosa es la comentocracia. Para ellos, que se mueran menos niños por diarrea es avance. Cuando que muriera uno solo niño por diarrea en pleno 2018 debiera ser suficiente para cuestionar los “avances” por completo.

Por ello, mi columna es un llamado.

Hago llamado a la comentocracia a que deje de jugar este juego flojo e infantil de tildar de ignorante o poco acertado todo lo que AMLO propone. Y en lugar de ello se centre en entender qué yace detrás de lo que AMLO propone y de su popularidad. Identifiquen el problema. Piensen por qué le hace eco a la gente. Propongan mejores soluciones a las que AMLO propone. Critiquen en el fondo, no en la superficie.

Hago un llamado a tener una comentocracia que haga su trabajo. Que analice las fuentes del descontento. Que deje de llamarle a todos ignorantes. Que deje de creer que la realidad se entiende nomás en los libros. Que sea más humilde. Que cuando se vea rodeada de “los enojados” se pregunta por qué los ellos, los comentócratas, están tan serenos.

Hago este llamado, no para que dejemos de criticar a AMLO. Eso no se debe dejar de hacer nunca, sino para que no alimentemos una polarización, una donde la comentocracia se convierta (a ojos de todos) en los que justifican el México tal cuál esta. A los que digan que “se ha hecho mucho” o que “podríamos estar peor”.

Hagámosle un favor a México, a AMLO y a la oposición y dejemos de tener una comentocracia de niños enojados. De gente estudiada que le faltó, en el día a día, estudiar con humildad a su país.

 

Doctora en Gobierno por la Universidad de Harvard

Twitter: @Viri_Rios

 

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