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¿Adiós al programa contra cáncer cervicouterino?

Ruth Rodríguez

Ruth Rodríguez

En el quirófano

El Instituto Nacional de Cancerología (INCan) planea desaparecer el programa Modelo de Atención Integral en Cáncer Cervicouterino Localmente Avanzando y Avanzado (MICAELA), o al menos deshacerse del personal que lo opera, y que está destinado para la atención integral y personalizada de las pacientes de escasos recursos, y muy vulnerables, con cáncer cervicouterino, que es una de las principales causas de muerte entre las mexicanas.

En el INCan me comentan que ya se dio la instrucción para despedir al personal que atiende este programa. Sin embargo, autoridades de la Secretaría de Salud aseguran que al menos en el presupuesto, el programa sigue en pie y sin cambios, con 39 millones de pesos.

Desde el 2013 surgió la idea de implementar este programa, pero no fue sino hasta 2018 que se concretó dentro del INCan, con un enfoque multidisciplinario de atención integral, individualizada y protocolizada para las pacientes con cáncer cervicouterino, en diferentes áreas como oncología médica, nutrición, sicooncología, algología y en calidad de vida; y a la vez en formar recursos humanos dedicados exclusivamente a la atención y formación sobre este tema.

De ahí nació MICAELA. En el interior del instituto todos conocen a este programa como MICAELA, aunque ahora es llamado Programa Integral para Atención, Investigación, Difusión y Capacitación del Cáncer Cervicouterino en sus diferentes etapas. Y al mismo se han incorporado mil 178 pacientes de escasos recursos de 20 estados del país y se han brindado, en los últimos cuatro años, un total de 26 mil 87 consultas.

A este programa, que ha tenido éxito en la atención del cáncer de cérvix, le puede pasar lo que ocurrió con la atención que brindaban fundaciones en materia de cáncer de mama, que dejaron de recibir recursos del gobierno y ya no pudieron atender a mujeres con esta enfermedad, quienes tuvieron que irse a formar a los hospitales públicos para continuar sus tratamientos.

Seguramente todas las pacientes del programa MICAELA seguirán siendo atendidas, pero sin la misma calidad en el servicio al perder los beneficios de un programa personalizado.

No cabe duda que si hay un tema que en este gobierno se les ha complicado ése es el cáncer, en todas sus variantes. En especial porque han tomado decisiones en apariencia buenas, que no fueron bien planeadas y que han sido muy mal ejecutadas.

En vísperas de celebrarse el Día Mundial del Cáncer, este viernes 4 de febrero, sería conveniente que, por el bien de los pacientes que atiende, la Secretaría de Salud aclare cuál será el futuro del programa MICAELA y, si desaparece, cuál será la opción para quienes se atienden ahí.

ABATELENGUAS

Los directivos de la farmacéutica danesa Novo Nordisk prometen que este año llegará a México un nuevo medicamento para diabetes que, aseguran, mejorará la calidad y atención de vida a aquellas personas con diabetes tipo 2 que no alcanzan los niveles objetivo de azúcar en la sangre. Habrá que ver si es cierto y qué tan efectivo resulta este medicamento, especialmente en un país como el nuestro, que se vuelve el mercado perfecto para las farmacéuticas del ramo, con 14 millones de personas con diabetes.

Valney Suzuki, nuevo director general de esta empresa en México, y Mike Vivas, director médico, aseguran que este nuevo biotecnológico oral permitirá un mejor apego al tratamiento, al regular mejor la ingesta de alimentos, lo que ayudará al control de peso y a tener un mayor control glucémico. Habrá que comprobarlo cuando llegue.

BAJO EL MICROSCOPIO

En un caso excepcional, desde este espacio me sumo a los llamados que piden a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y a la fiscal general de Justicia capitalina, Ernestina Godoy, la liberación inmediata del pastor cristiano Abner López, quien es víctima de un proceso indebido, carente de pruebas, sólo por defender el pago de su pensión.

De manera totalmente irregular, con el apoyo de autoridades ministeriales, el pastor fue detenido acusado de un supuesto fraude contra la Sociedad Bíblica de México, a la que acababa de ganarle un juicio laboral para cobrar su pensión, motivo por el cual también había logrado congelar las cuentas de esta organización.

De la fabricación de este delito y de los riesgos a la integridad del pastor, su familia responsabiliza al director de la Sociedad Bíblica, Julio Splinker. Evitemos esta injusticia.

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