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Tráfico de armas y drogas en México

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

La Facultad de Derecho de la UNAM celebró el seminario Litigio estratégico contra productores y distribuidores de armas; la participación altruista de la academia es una actividad patriota que debe ser permanente; la aportación profesional sobre temas nacionales de expertos universitarios en diversas materias siempre fortalecerá las acciones del gobierno.

El gobierno mexicano demandó ante una corte federal en Boston a 11 compañías productoras y distribuidoras de armas de Estados Unidos por realizar conductas comerciales “negligentes e ilícitas, que facilitan el tráfico ilegal de armas a México”. En esta demanda se pretende que las empresas den mayor énfasis a la trazabilidad de sus productos, ya que son comercializados indiscriminadamente. Se considera que anualmente medio millón de armas se introducen ilegalmente a México desde los Estados Unidos.

La prohibición siempre generará clandestinidad; el control y la regulación estricta en materia de armas y drogas en ambos países debe comprometer a la frontera como territorio común, donde el despacho conjunto de mercancías en las aduanas y el uso de tecnología análoga sea la constante y no la excepción. Debe reconocerse el mutuo problema de salud, social, económico y político por el tráfico ilícito de armas y drogas; debe asumirse para tomar medidas contundentes en conjunto.

En el lado mexicano, el móvil de la violencia radica en el control de las rutas de trasiego de drogas, en el norteamericano el flujo de estupefacientes persiste ante la creciente demanda y porcentaje de consumidores de todo tipo de drogas, especialmente las más devastadoras. Es decir, existe demanda y oferta al por mayor, problemas comunes requieren soluciones bilaterales inéditas. De largo alcance, no de placebo coyuntural.

Se ponen en riesgo generaciones de jóvenes en ambos lados de la frontera, donde hace décadas comparten actividades habituales. Son la cuarta generación de mexicoamericanos observando idénticos escenarios y consecuencias.

El 70% de los homicidios dolosos en el país son realizados con armas de fuego y cartuchos fabricados y distribuidos en los Estados Unidos; si bien es cierto que en ese país su comercio es lícito, su ingreso, comercio y portación en el nuestro no lo es; la integración de este ilícito al catálogo de delitos de prisión preventiva oficiosa a la Constitución, no ha percibido decremento en su comisión.

Sólo en la frontera sur de los Estados Unidos hay más de 21,000 puntos de venta de armas y aunque hay cierta limitante en su adquisición, la constante es el tráfico hormiga de armas y dinero a México y de drogas a los Estados Unidos, una carrera que parece no tener fin; ambas partes saben las zonas de mayor incidencia por efectos geográficos, demográficos y económicos y siguen las mismas prácticas oficiales.

Los enormes retos que presentan los cruces fronterizos son tan añejos como los más de 3,000 kilómetros de la frontera. Sólo se han diversificado las formas de operación por el uso de tecnología de contrainteligencia, las mafias se “profesionalizaron” por exmiembros de las fuerzas del orden en ambos países que fueron cooptados, conocen de las operaciones tradicionales; por ello es necesario innovar, usar la creatividad y las experiencias internacionales contra ese fenómeno mundial. En todo el mundo existe el contrabando y el tráfico ilícito de mercancías, sólo que los diques son más grandes y eficaces de frontera a frontera.

La generación de violencia ocurre por contar con insumos para su ejecución, el uso desmedido de drogas no ha dejado a los Estados Unidos desde finales de los 60, tienen más de medio siglo con el mismo problema de salud pública y sólo cuestionan al proveedor, no a quien debe atender a sus enfermos, los adictos no son delincuentes. Los traficantes de armas, sí.

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