Nada es para siempre

La gestión de gobierno y sus resultados tendrán un lugar centralísimo a la hora de definir la continuidad, o no, del equipo morenista en el poder. Probablemente pesarán más que la candidatura misma...

Las “campañas” de las corcholatas (término despectivo aplicado desde el inconsciente presidencial) coinciden en tiempo y forma: no postulan nada, fuera de lo que dice AMLO en sus mañaneras. Suponen que están condenados a vencer. Esa es la suposición que prevalece dentro del partido oficial y de Palacio Nacional.

Tienen totalmente borrada de su análisis de la realidad política del país la posibilidad de que pudieran perder el poder en el 2024. ¡Qué tan seductor y cegador es el ejercicio del poder, que piensan que su permanencia en el gobierno no tiene término!

Se olvidan que fue apenas en las elecciones federales de 2015 cuando se dio su irrupción en la política capitalina y nacional. Los comicios del 2018 fueron su punto más alto electoralmente hablando, y las elecciones intermedias del 2021 empezaron a marcar su ocaso. La votación de la revocación del mandato en abril del 2022 fue un verdadero fiasco para Morena en términos numéricos. Eso, a pesar de sus victorias electorales en gubernaturas. Ahí se percibe un fenómeno contradictorio, oscilante entre decepción ante los malos resultados y la esperanza que de todos modos algo pudiera cambiar para bien.

La gestión de gobierno y sus resultados tendrán un lugar centralísimo a la hora de definir la continuidad, o no, del equipo morenista en el poder. Probablemente pesarán más que la candidatura misma, porque eso es lo que busca AMLO. Quiere que el debate sea sobre su persona y no sobre su sucesor. La decisión de que las corcholatas no debatan responde a esa realidad: no quieren abrir desde ahora las andanadas de críticas que van a recibir por los pobres resultados de la Presidencia de AMLO.

La polémica sobre los libros de texto ha abierto un nuevo frente que va a enajenar a muchos sectores sociales de votantes “blandos” que habrían votado por Morena inercialmente, pero ahora votarán contra Morena o se abstendrán de votar. Los libros de texto ofenden a amplísimos sectores de familias mexicanas en las escuelas públicas, no en las privadas. Quienes elaboraron esos libros piensan que quienes acuden a las escuelas públicas en México admiran a Marx, Lenin, Che Guevara y Fidel Castro igual que ellos. Con la polémica sobre los libros de texto, Morena va a descubrir un México muy distinto a lo que ellos imaginan.

Esto será así, por más que llenen los pasillos del gobierno con agentes de inteligencia de Cuba y Venezuela. Son espías y expertos en crear situaciones de violencia, no son intelectuales ni sociólogos. Su distorsión ideológica no les permite entender a México.

Lo mismo ocurre con los familiares de esa población de casi un millón de fallecidos por el cínico manejo de la pandemia de covid por parte de Salud y de la 4T.

Y qué decir de los familiares adoloridos y expresivos de los niños muertos de cáncer por la falta de medicamentos, un desabasto atribuible exclusivamente al gobierno de López Obrador.

La lista de sectores sociales afectados negativamente por las malas políticas del gobierno crece todos los días. Y lo que le va quedando a Morena son los sectores recipientes de apoyos sociales en la forma de dinero en efectivo en mano, con el señalamiento expreso que viene personalmente del licenciado Andrés Manuel López Obrador. Pueden ser leales a AMLO, ¿pero lo serán a un personaje frío y distante como Sheinbaum o a los rostros siniestros y manipuladores de Ebrard o Adán? Por más que grite AMLO a favor de las corcholatas, la moneda de su lealtad electoral siempre estará en el aire.

  • Si las corcholatas piensan que están condenadas a vencer, su ceguera las llevará al precipicio. Porque el poder nunca es para siempre.

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