Buenas preguntas, pocas respuestas

El desempeño de los participantes fue irregular.

Concluyó el primer debate entre las tres candidaturas presidenciales. Un primer aspecto que destacó fue la excelente conducción de los dos moderadores, a pesar de que Morena había tratado de descalificar a Manuel López San Martín, de ADN 40.

Por otro lado, las preguntas seleccionadas fueron realmente muy puntuales, dolorosas e indicativas de las preocupaciones de la sociedad mexicana, al margen de las obsesiones y prejuicios partidistas. En este punto, Morena también impugnó a la institución académica que fue encargada de reunir y ordenar la información recibida por la ciudadanía. De hecho, ante el cuestionamiento por parte de Morena a su papel en el proceso, la directora optó por renunciar a su encomienda.

Hasta ese momento, Morena estuvo a la ofensiva contra las formas y fondo del debate, dando a entender que, si no respondía a sus propósitos y expectativas, podría no asistir al debate.

La empresa Massive Caller publicó una encuesta que refleja el sentir de un amplio sector de la población que sí vio el debate. Los resultados fueron, ante la pregunta de “¿quién ganó el debate?”: Xóchitl con 54.4%: Claudia. 43,2%, y Álvarez 2.4 por ciento.

El desempeño de los participantes fue irregular. Como sucedió en el debate entre los candidatos a la Ciudad de México, el papel de Movimiento Ciudadano fue testimonial y periférico. La insistencia en su participación solamente despierta dudas acerca de su verdadera intencionalidad en el proceso electoral. Habrá quién confirme su sospecha de que la presencia de Movimiento Ciudadano es para restarle votos a la oposición real a Morena.

Por otro lado, Claudia fue fría, poco empática y siguió su libreto al pie de la letra. Sobre temas de transparencia y corrupción no contestó absolutamente nada, esquivando los cuestionamientos de Xóchitl con eficacia. Ni los cuestionamientos sobre la Línea 12 del Metro o la escuela Rébsamen la perturbaron. Simplemente no contestaba, repitiendo el estribillo de la “era neoliberal” o el “PRIAN”. Fue eficaz en el peor sentido de la palabra: mintió consistentemente sobre datos y logros de su gobierno en la Ciudad de México y del gobierno federal, y escapó indemne de sus fechorías.

Xóchitl dejó ir una oportunidad de oro. Eran temas terribles y que han afectado gravemente a la sociedad mexicana: salud, educación, transparencia y corrupción. En todos esos temas, la 4T ha fracasado como partido gobernante. Han sido seis años de retrocesos. Y, sin embargo, Xóchitl cuestionó y atacó a una contrincante que tiene, en su haber, una enorme capacidad de mentir, esquivar y salirse con la suya. No la pudo herir seriamente al discutir esos temas. Queda la experiencia para los siguientes dos debates.

El único tema que faltó para redondear el menú de tragedias nacionales fue el de seguridad, que se abordará en otro debate. Hay que sacar las lecciones que este ejercicio ofreció, los errores y desaciertos que servirán para mejorar el siguiente debate.

El resultado de la encuesta es un aliento para la candidatura de Xóchitl Gálvez, aunque las lecciones y aprendizajes de este debate se tienen que analizar, reconocer y asimilar como parte de la difícil ruta que falta en la campaña.

Claudia se limitará a su libreto de aquí y hasta el final, mientras Álvarez tratará de ser mínimamente relevante.

En conclusión: la campaña sigue, no hay nada para nadie y nos encontraremos en los siguientes dos debates y en esa fecha decisiva: el 2 de junio.

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