Usted sólo tiene popularidad

Era el 1º de julio de 2018. Usted, señor Pre­sidente, en su discurso de victoria, nos dijo que lo único a lo que aspiraba era pasar a la historia como un “buen presidente”. Que iba a gobernar para todos y que, bajo su lideraz­go, México se transformaría. Incluso, ...

Era el 1º de julio de 2018. Usted, señor Pre­sidente, en su discurso de victoria, nos dijo que lo único a lo que aspiraba era pasar a la historia como un “buen presidente”. Que iba a gobernar para todos y que, bajo su lideraz­go, México se transformaría.

Incluso, se atrevió a comparar su movi­miento con la Independencia y la Revolución Mexicana.

Nos engañó.

Su gobierno es más de lo mismo, pero peor. Es más corrupto e ineficiente que sus antecesores. Mucho más populista. Su equi­po, efectivamente, no tiene experiencia, pero tampoco honestidad. Us­ted tampoco.

Ha logrado convertir la esperanza de México en nos­talgia por un pasado que dista mucho de haber sido perfecto. Ha logrado destruir el patrio­tismo de los mexicanos fren­te al resto del mundo. Ahora, de nuestro país, hay poco que presumir.

Ha sabido crear desunión, no sólo entre nosotros los mexicanos, sino con nuestros aliados a nivel mundial.

Su gobierno está del lado de los asesinos, los corruptos, de los violadores de derechos humanos. Incluso, lo empiezan a llamar “el brazo político de la delincuencia organizada transnacional”.

En sus manos está la sangre de 120 mil mexicanos asesinados. 100 mil desapareci­dos. Ha logrado romper el récord mundial de homicidios de periodistas y defensores de derechos humanos.

Y, mientras todo esto sucede, usted y sus aplaudidores, como Jesús Ramírez Cuevas, coordinador de Comunicación Social de la Presidencia, salen a presumir su supues­ta popularidad con una cínica sonrisa en la cara. Cretinos.

La historia se escribe con datos, con re­sultados, no con sentimientos.

Sabemos que un porcentaje de la pobla­ción lo apoya, pero no es porque esté ha­ciendo bien las cosas. No se equivoque, su

 gobierno es un desastre. Es porque les re­gala dinero. Es porque aviva sus prejuicios y sus complejos. Los manipula. Es porque los engaña y les cuenta que vamos muy bien mientras Usted, y millones de ciudadanos, sabemos la verdad.

Esa realidad es que desprecia a los mexi­canos porque lo castigaron en dos ocasiones con el voto y no pudo llegar al poder cuando quiso. Que está rodeado de corruptos. Que escupe sobre la ley y la justicia.

Odia a los que son más inteligentes que usted. A los que fueron a buenas universi­dades y no se tardaron 14 años en terminar. A los que generan empleos. A la clase media, a esa que llama aspiracionista.

Sabemos que siente empa­tía por los dictadores como los Castro o los Chávez. Que logró parar la economía de México. Que ha dejado sin medicinas a los hospitales públicos.

Que ha creado 3.8 millones de nuevos pobres en lo que va de su gobierno.

Lo único que usted tiene, señor Presiden­te, es popularidad. Ésa que es pasajera y se esfuma. A diferencia de otros presidentes que pueden ir por la calle y la gente les pide tomarse fotos, Usted se irá a esconder, con vergüenza, en sus muchas propiedades del sur, dejando atrás un país en ruinas.

Podía cambiar a México, pero dejó que su visión fuera nublada por el rencor y el odio.

Por eso, señor Presidente, pasará a la his­toria como uno de los mandatarios que más daño le hicieron a nuestro país y no hay nada que pueda hacer al respecto.

*Maestro en Administración Pública

por la Universidad de Harvard

y profesor en la Universidad

Panamericana.

Twitter: @ralexandermp

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