Un gobierno chafa

Antes creíamos que debíamos aspirar a tener la estabilidad política de Suiza

Quién lo iba a saber. Al principio, parecía imposible que en tan poco tiempo cambiaría tanto nuestro país.

Antes creíamos que debíamos aspirar a tener la estabilidad política de Suiza. Los servicios médicos de Noruega. La economía de Estados Unidos. La disciplina de Japón. El crecimiento del PIB de China. O el gobierno de Alemania. Pero esa visión de compararnos con las potencias, con los países que han hecho bien las cosas, quedó atrás. Hoy tenemos un gobierno chafa. Mediocre.

Que percibe a la educación como una maldición. A la capacidad técnica como algo digno de tecnócratas que velan por sus propios intereses. Por eso se desprecia a quien tuvo el privilegio de estudiar en una universidad extranjera. Es mejor ser poco preparados todos, pero parejos.

Son esas ideas chafas las que permean en las decisiones que se imponen desde Palacio Nacional. No se necesita investigar ni conocer ni aprender ni saber. Piensan que sacar petróleo es hacer un hoyo. O que manejar al IMSS es comprar medicinas a través de un organismo internacional. Que cualquiera puede construir caminos o aeropuertos. Que no necesitan revisar y evaluar los programas sociales. Que nada de lo que había, servía.

Ahí está la mediocridad de pensar que es un logro el haber puesto, hasta ahora, las mismas vacunas que Estados Unidos pone en dos días. “Misión cumplida”, dicen. El único récord que hemos roto es el de ser el tercer país con más muertos por covid-19.

Ya lo dijo el Presidente: “gobernar es cosa fácil”. La tranquilidad que da la ignorancia… Ahí tenemos las políticas sobre las energías limpias y la competencia económica. O la austeridad sin planeación. O las reformas legales y constitucionales al aire.

Cualquiera que piense diferente al mandatario y sus ciegos seguidores es tildado de retrograda, conservador, corrupto. El odio institucionalizado. La polarización que se dicta desde la silla presidencial. Por eso no debe sorprendernos que Paco Ignacio Taibo II, quien dijo que los “traidores serían fusilados en el Cerro de las Campanas”, hoy dirija el Fondo de Cultura Económica.

Política chafa para un país que se consideraba —internacionalmente— como uno de los países con mayor potencial para las próximas décadas, junto con Turquía o Indonesia, que están haciendo bien las cosas.

Un país dirigido por mediocres llenos de complejos que se quedaron en tiempos de Echeverría, que admiran y aspiran a esa presidencia imperial. Sin reglas. Derrochando populismo. Y malgastando los recursos. Que prefieren ser como Bolivia, en lugar de Chile.

Sienten orgullo destruyendo todas las instituciones y el enramado democrático creado por años. Pero la idea no es sustituirlo con algo. ¡Que se reforme la Constitución!, grita el Presidente. Como niños pisando un castillo de arena. Su ignorancia no les permite ver que las leyes también les aplican. Y que tendrán que rendir cuentas, tarde o temprano.

Lo peor de todo, es que no sólo nosotros ya nos visualizamos como un país chafa. También nos empiezan a ver así en el mundo. Basta ver las salidas de capitales, la disminución en el turismo, los aliados que tenemos. Así de fácil se pierde el rumbo. Y lo que está en juego, es el futuro de México. Tenemos a un gobierno que no nos merecemos.

*Maestro en Administración Pública por la Universidad de Harvard y profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Panamericana

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