Un buen presidente
A diferencia de usted, Angela Merkel, del partido político Unión Demócrata Cristiana de Alemania, se distinguió por su discurso inclusivo y de unidad.
Señor Presidente, fue Cicerón quien dijo que la historia es maestra de la vida. Y qué mejor que aprender de las experiencias y liderazgo de otros para lograr los objetivos planteados y encontrar los caminos al éxito. No por nada Isaac Newton dijo “si he llegado a ver más lejos que otros es porque me subí a hombros de gigantes".
De ahí que resulte poco sensato buscar el hilo negro y tratar de empezar de cero, como es su estilo. Basta aprender de grandes hombres y mujeres que lo precedieron y que han logrado lo que usted tanto anhela, según nos lo dijo en su discurso de victoria ese 1º de julio de 2018, que es pasar a la historia como “un buen presidente”.
Por eso vale la pena que busquemos ejemplos para lograrlo, porque —seamos sinceros, señor Presidente— va muy lejos de su objetivo y el tiempo se acaba.
Tal vez valdría la pena que se fijara en una de las figuras más emblemáticas de la política actual y que marcó el destino de su pueblo y de su continente. Y no, licenciado, no estamos hablando de sus colegas Evo Morales o Nicolás Maduro. Ni siquiera de su invitado especial a la ceremonia por el 211 aniversario del Grito de Dolores, el dictador de Cuba Miguel Díaz-Canel. Tampoco de su amigo Donald Trump.
Más bien, nos estamos refiriendo a Angela Merkel. Esa mujer que llegó al cargo de canciller en 2005 por su habilidad política y que dejará el poder a finales de 2021, tras 16 años.
A diferencia de usted, Angela Merkel, del partido político Unión Demócrata Cristiana de Alemania, se distinguió por su discurso inclusivo y de unidad. No sólo en lo que respecta a su país, sino con la idea que “solo una Europa unida hacia dentro es fuerte hacia fuera”.
Contrario a lo que ocurre con el gobierno en México, el de Merkel estaba fundamentado en consensos, en negociación, lo que le permitió gobernar por casi dos décadas con base en una visión pragmática.
Sencilla y muy inteligente, como la describen sus pares, la canciller alemana no necesitaba hacer conferencias todos los días para alimentar su ego. Simplemente se ocupaba de los problemas de su país y de Europa. Así resolvió temas fundamentales, como la crisis financiera de 2008, la migratoria de 2015 —donde se le dio refugio a más de un millón de personas de países como Siria y Afganistán—, y la reciente pandemia, cuyo manejo ha sido aplaudido por todo el mundo.
En el fondo podemos decir que la canciller Merkel sí transformó a Europa y al mundo, y no necesita estarse comparando con los grandes movimientos del continente o líderes de Alemania como Otto von Bismarck.
Ahora termina su mandato con la cereza en el pastel que es el fondo de recuperación de la crisis por covid-19, también conocido como NextGenerationEU, el mayor paquete de estímulos jamás financiado en Europa. No cabe duda que Angela Merkel, con errores y aciertos, sale por la puerta grande como una de las estrellas de la arena política del siglo XXI.
Por eso, licenciado López Obrador es importante que, si efectivamente quiere pasar a la historia como ese “buen presidente” al que dijo aspirar, y no como el líder de uno de los grandes fracasos de este país, tendrá que aprender de la historia y adoptar —rápidamente— el ejemplo de estadistas y no de patéticos dictadores.
*Maestro en Administración Pública
por la Universidad de Harvard
y profesor en la Universidad Panamericana
Twitter: @ralexandermp
