“Si ustedes se pasan, ya saben lo que sucede”
México es el país más peligroso para los informadores.
“Si ustedes se pasan, ya saben lo que sucede". Así amenaza Andrés Manuel López Obrador, el presidente de la segunda economía más importante de Latinoamérica, a los líderes de opinión, a los periodistas y a la libertad de expresión que se atreven a alzar la voz en contra de su intento de dictadura.
El atentado en contra de la vida de Ciro Gómez Leyva hace un par de días no es sino un reflejo de lo que ocurre todos los días en el país. Sangre, violencia, violación sistemática de derechos humanos. Impunidad. Cero Estado de derecho.
Cualquier voz opositora o se acalla en el Palacio Nacional o en las calles de nuestro México. Nadie se salva.
Según cifras de Reporteros sin Fronteras, México se mantuvo en 2022, por cuarto año consecutivo, como el país más peligroso para los profesionales de la información al sumar 11 periodistas asesinados, tres más que en Ucrania, que está en guerra con Rusia.
La nota no es Afganistán ni Irán ni Nairobi. Es la República Mexicana, ese país donde las organizaciones criminales –que se ignoran desde el oficialismo– asesinan todos los días a 100 mexicanos y, en lo que va del sexenio, a cerca de 150 mil personas.
Ese eso lo que nos tocó. Ése es el México en el que estamos dispuestos a vivir. Que aceptamos y sobre el que callamos.
Y mientras tanto tenemos un Presidente que, alejado de la realidad, nos dice que es el segundo mandatario más popular del mundo. ¿En qué momento dejamos de ver el faro y perdimos el rumbo?
Parecería que ya no nos extrañamos de que el mandatario mexicano tenga una sección en su conferencia mañanera llamada “las mentiras de la semana”, que se enfoca en señalar y exponer noticias y a periodistas que critican al régimen. A sus opositores. Ni en los peores momentos del priismo.
Es un programa que busca acallar la libertad de prensa, la pluralidad mediática y un debate público crítico e informado. Es la nueva ofensiva del mandatario en su estrategia de confrontación y búsqueda de enemigos que se lanza en contra de una de las últimas líneas de defensa, la oposición. Los que se atreven a alzar la voz y se dan cuenta de que seguimos cavando el pozo en el que nos hemos caído.
Es la cancelación del diálogo para ser sustituido con una voz llena de odio y resentimiento. A nadie le importa. En el fondo, a nadie molesta. Estamos financiando a nuestros verdugos. Un síndrome de Estocolmo.
En México, el valor más grande, el único que realmente importa, la vida no vale nada. El periodismo menos. Y se aplaude que así sea.
Nuestro régimen se dedica a violar derechos humanos y se jacta de eso. ¿Será que tal vez sí nos merecemos al gobierno que tenemos?
No. Definitivamente, no.
No es aceptable que se callen las voces. Ni que se ataque a la oposición. Menos a los periodistas. Si queremos ser ese país civilizado, no lo podemos consentir.
Presidente, si usted no puede con el cargo, váyase a su rancho. Ya sabe cómo se llama.
*Maestro en Administración Pública
por la Universidad de Harvard
y Profesor en la Universidad Panamericana
Twitter: @ralexandermp.
