Nos falta liderazgo

• Los ciudadanos observamos pasmados y apáticos el desastroso manejo de las finanzas públicas y el pisoteo a la ley.

Nos faltan líderes y el tiempo se agota. Nos hace falta liderazgo y nuestra clase política está demostrando que no es parte de la solución, sino del problema. Los partidos no han entendido que estamos hartos de personajes que no ven más allá de sus propias narices y velan por sus mezquinos intereses. Ahí está Alejandro Moreno del PRI, dinamitando los acuerdos desde adentro. Haciéndole el juego al régimen. 

 Estamos cansados de sus maromas, sus falsas palabras, su egocentrismo como su falta de resultados y visión. 

No han entendido que no nos importa el color. Es más, estorba. Para nosotros, los ciudadanos, los partidos tradicionales cada vez representan más al fantasma de tiempos de corrupción y privilegios, ya no nos identificamos con ellos. No nos interesan, sino como un instrumento para lograr una oposición unida, un medio para reconfigurar la política mexicana. 

 Nos falta verdadero liderazgo, porque tampoco lo tenemos en los empresarios, que parece que sólo quieren conservar sus privilegios y se esconden en un cómplice silencio frente a la destrucción sistemática de nuestras instituciones. 

Necesitamos liderazgo desde la sociedad civil, pues, excepto por algunos pocos ejemplos, los ciudadanos observamos pasmados y apáticos el desastroso manejo de las finanzas públicas y el pisoteo a la ley. 

 Ya no queremos votar por el PRI, PAN, PRD o MC. Queremos votar por un proyecto de país. Por la rendición de cuentas. Por eficiencia y talento. Simplemente por ser dirigidos por un gobierno que nos sirva, no que se sirva de nosotros. 

Pero eso que suena tan fácil y evidente, parece que es imposible para los mexicanos. Nos faltan liderazgos para conformar un frente común partidista y apartidista. Que se fundamente en los ciudadanos, pero se apuntale por las fuerzas políticas que ponen en segundo plano —mas no olvidan— su identidad. 

Estamos necesitados de un proyecto de país que plantee un gobierno de coalición y que construya con base en acuerdos. Que esté dispuesto a ver por el futuro de México. Que escuche a los expertos en materia de salud, educación, seguridad y desarrollo económico. 

 Que no base sus decisiones en la popularidad que le significan y que no tenga miedo a tomarlas. Que no persiga a los opositores, sino que los trate de entender. 

 Ese liderazgo necesita enseñarnos que nos podemos poner de acuerdo y sacudirnos de una vez por todas a esa “transformación” que tanto le está haciendo daño al país y cuya única intención es perpetuarse en el poder. 

Estamos ávidos de líderes que puedan guiarnos hacia ese pacto nacional. Que asuman los riesgos y no se achiquen ante la represión del Estado. Por eso, quien no quiera ser parte —por miedo o por intereses personales—, que se haga a un lado para que los demás nos podamos organizar y hacerle frente al régimen que no ha traído sino obscuridad a México. 

 El tiempo se acaba y están dividiéndonos. No lo permitamos. No son tiempos de individualismos. Necesitamos generosidad, empatía y como dijo Winston Churchill: “De nada sirve decir ‘estamos haciendo lo mejor posible’, tienes que hacer lo que sea necesario para tener éxito”. 

 Nos falta liderazgo y nos está costando muy caro no tenerlo. 

*Maestro en Administración Pública por la Universidad de Harvard y profesor en la Universidad Panamericana 

Twitter: @ralexandermp