Medicinas caras y escasas

Después de algunas recomendaciones de la OCDE, el gobierno mexicano decidió innovar en la adquisición de medicinas

Como una bola de nieve que se convierte en avalancha, el 10 por ciento de experiencia y el 90 por ciento de inexperiencia han generado un caos en el sector Salud. El resultado: medicinas caras y escasas.

La historia empezó hace ocho años. Después de algunas recomendaciones de la OCDE, el gobierno mexicano decidió innovar en la adquisición de medicinas a través de un procedimiento consolidado que involucrara a todas las instituciones federales de Salud y a varios estados de la República. La idea era mejorar las condiciones de compra y el abasto. Por ser el jugador más importante, el procedimiento lo dirigiría el IMSS.

Con los años, la compra consolidada de medicamentos y material de curación se fue perfeccionando. Funcionaba bien y cada vez mejor. De 2013 a 2018, generó ahorros por más de 17 mil millones de pesos. En el IMSS se creó un área de investigaciones de mercado que el sector privado envidiaba. Se implementaron mecanismos de transparencia. Era reconocida por la industria y por organismos internacionales.

A finales de 2018 llegó la 4T y, con ese afán de encontrar el hilo negro, destruyó la compra consolidada. Raquel Buenrostro, en ese entonces oficial mayor de la Secretaría de Hacienda, decidió que ella podía hacerlo mejor que los años de experiencia acumulados en el Seguro Social. Ahí empezó la bola de nieve.

Primero, determinó que la compra se haría en su recién creada oficina. Después, que había que separar la fabricación de medicinas de su distribución. Todo, bajo una pésima planeación. El resultado, atrasos en entregas, ruptura de la cadena de suministro, desabasto, peor calidad en los servicios médicos públicos.

La bola de nieve siguió creciendo. Después de varios errores, el año pasado se determinó que el gobierno no era capaz de llevar a cabo los procedimientos. Se modificó la Ley de Adquisiciones para abrir la puerta a la compra por “organismos intergubernamentales internacionales”, a los que no les aplica la regulación nacional.

Así, en julio de 2020, se contrató a la Unops para que llevara a cabo la compra que el IMSS ya sabía hacer. Sólo por la administración del proyecto —que en principio duraría hasta 2024— se prevé que este año se le pague al organismo hasta 27 millones de dólares, el cual no tiene experiencia en compras de ese tamaño. Pasó lo que tenía que pasar. A la fecha no han salido los fallos de la mayoría de las claves que se tienen que surtir para 2021. Estamos, en todos los aspectos, peor que antes.

Ahora sabemos que este gobierno ha roto récord en adjudicaciones directas —incluyendo al sector Salud—, que se tuvieron que hacer compras de emergencia (emergentes) en condiciones desfavorables —abriendo la puerta para la corrupción— y lo peor es que ha aumentado, de forma preocupante, el desabasto de medicinas —por lo menos 10% en el Instituto Mexicano del Seguro Social—. Incluso, hace un par de días se publicó el Informe de Transparencia en Salud 2019-2020, realizado por el Colectivo Cero Desabasto, en el que advierte que el año pasado se triplicaron las recetas sin surtir.

Toda esta historia se cuenta como una ficción, donde el Presidente y su equipo no ven ni escuchan lo que le pasa a la población que —irónicamente— los puso en el poder. Y cualquier reclamo es un invento de los conservadores. Así de poco les importa el pueblo al que dicen representar.

*Maestro en Administración Pública por la Universidad de Harvard y profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Panamericana.

Twitter: @ralexandermp

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