López Obrador y el riesgo democrático

Los pusimos ahí, pero no con un cheque en blanco.

Existen muchas voces que dicen que López Obrador y su movimiento son un peligro para nuestra naciente democracia. Que su intención es destruirla y hacerse del poder a como dé lugar.

El mandatario y su partido se justifican argumentando que es el voto popular quien los puso ahí y simplemente él representa a esa entelequia a la que llama “pueblo”. Por eso se dice un demócrata.

Y es verdad. El Presidente llegó al poder por un voto democrático. Los mexicanos lo pusimos ahí, pero no con un cheque en blanco.

Lo que él no entiende ni sus seguidores y defensores, es que el concepto de democracia no se limita a la votación que se hace cada seis años, sino que abarca muchas dimensiones. La protección de derechos humanos, el ejercicio de libertades por los ciudadanos, los límites al poder y los pesos y contrapesos en el sistema constitucional son los soportes de cualquier estado democrático.

Por eso, cuando López Obrador y la Secretaría del Bienestar condicionan los programas sociales al voto, están dañando a la democracia. Cuando el Presidente pone a un florero en la Comisión Nacional de Derecho Humanos, está matando a la democracia. Cuando busca que los jueces sean elegidos por el voto popular, está queriendo ahogar a la democracia. Cuando su partido paraliza al Inai y con ello evita la transparencia en el ejercicio de gobierno, está buscando menos democracia. Y obviamente, cuando el mandatario busca modificar a su modo al Instituto Nacional Electoral, está pisoteando la democracia.

¿Alguien de verdad se atreve a argumentar que dar todas esas funciones al Ejército es algo que fortalece a nuestra democracia?

Tristemente, los ejemplos se cuentan por decenas y no existe espacio suficiente para describirlos.

Después de toda esa evidencia, cualquier persona que siga diciendo que López Obrador es un demócrata, está claramente cegado o es muy cínico.

Las pruebas están a la vista. Las cifras y las mediciones. Por ejemplo, según el Índice de Democracia (ID) 2022 elaborado por la Economist Intelligence Unit (EIU), México descendió tres posiciones pasando del lugar 86 en 2021 y obtener una calificación de 5.57 de 10 puntos posibles, al lugar 89 en el ID 2022.

Pero ese afán antidemocrático no es algo que quieran ocultar. Ahí están los apoyos y condecoraciones a los presidentes —dictadores— de Venezuela y Cuba, los dos países menos democráticos del continente, en los que los derechos humanos son violados de forma sistemática. Ni una palabra de López Obrador al respecto, sino su apoyo incondicional.

Por eso el interés manifestado de Claudia Sheinbaum y del presidente López Obrador de no sólo ganar la Presidencia en las elecciones del próximo año, sino además de tener una mayoría calificada para poder pisar la Constitución a su antojo y eliminar cualquier freno a su ambición personal. El cielo es el límite.

No es alarmismo, pero es una realidad que si se diera el escenario en que la Cuarta Transformación se lleve “el carro completo” en 2024, desaparecería cualquier anhelo de que México sea una democracia en el futuro cercano.

*Maestro en Administración Pública por la Universidad de Harvard y profesor en la Universidad Panamericana

X: @ralexandermp

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