El organizado crimen organizado

“A río revuelto, ganancia de pescadores”, dicta el dicho.

Eran los últimos días de septiembre de 2001. El polvo de la caída de las Torres Gemelas apenas se estaba asentando, sin embargo, ya empezaba una investigación sobre el robo por la mafia de Nueva York de cientos de toneladas de acero, valuadas en miles de millones de dólares, del también llamado World Trade Center.

De acuerdo con información reportada en ese momento en diversos medios de Estados Unidos, el crimen organizado de aquel país había desviado los materiales a lugares de desechos para poderlos procesar y vender. Lo mismo se cree que pasó con toneladas de oro y plata que estaban en bóvedas debajo de los edificios.

“A río revuelto, ganancia de pescadores”, dicta el dicho. Ésa es la realidad en tiempos caóticos como los que vive México.

Según diversas investigaciones periodísticas –e incluso oficiales–, algo así ha ocurrido con toda la madera preciosa que ha sido talada por el Ejército con motivo de la construcción del Tren Maya. Redes de activistas denunciaron que para 2021 habían sido cortados cerca de 930 millones de árboles y cada uno puede llegar a tener un valor comercial de cerca de 5 mil dólares en el mercado.

Esa madera ha sido enviada a China o salido por la frontera con Guatemala, según se ha publicado en videos en redes sociales que muestran filas inmensas de camiones llenos del valioso recurso saliendo del país.

Ahora ha sido el turno de Acapulco. Está documentado que tras el paso del huracán Otis el crimen organizado ha tomado en sus manos el puerto –lo que no es del todo nuevo, pues toda la región está infiltrada desde hace años–.

Debimos darnos cuenta de la podredumbre en la que estaba inmerso Guerrero cuando en un municipio gobernado por el partido del presidente López Obrador, en un estado gobernado por el mismo partido del mandatario, asesinaron a los 43 normalistas de Ayotzinapa. A nueve años de la tragedia se han dedicado a inventar culpables –como el exprocurador Jesús Murillo Karam–, lucrar con la desgracia y a ocultar información.

En una nota de hace algunos días, el columnista Héctor de Mauleón (El Universal, El crimen organizado ya se apoderó de Acapulco, 6 de noviembre 2023) describe cómo decenas de sucursales bancarias fueron saqueadas antes y después del huracán. También estas organizaciones son las que se han apoderado de negocios tan lucrativos como la venta de combustible robado e incluso de casas y departamentos devastados.

El puerto de Acapulco es un reflejo de la situación del país. Autoridades superadas y una ausencia total del Estado de derecho. Un crimen organizado poderoso que llena los espacios de poder que están vacantes por nuestros funcionarios electos.

Lo peor es que parece que, aunque el presidente López Obrador y los gobiernos estatales de Morena se empeñen en demostrar su falta de capacidad e indiferencia hacia el pueblo, como lo estamos presenciando con la destrucción de Acapulco, la gente les seguirá regalando sus votos, algo parecido al síndrome de Estocolmo. Pobre México.

*Maestro en Administración Pública

por la Universidad de Harvard

y profesor en la Universidad Panamericana

X: @ralexandermp

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