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El enemigo de los mexicanos

Ricardo Alexander Márquez

Ricardo Alexander Márquez

Disonancias

 

No sabemos bien cómo encontrarlo, pero todos advertimos que está ahí. Como si fuera una entelequia o una fuerza maligna. Se esconde en todos los rincones del país. No es claro de dónde salió, pero no hay duda de que existe ese enemigo que nos encadena, que nos ata. Nos impide ver más allá de nuestras narices y detiene el desarrollo nacional.

Pensamos que está muy lejos, pero realmente está en nuestras calles, en nuestros pueblos. En donde vivimos. En donde comemos. Con nuestras familias.

Le damos diferentes nombres. Alguna vez le llamamos el “chupacabras”. Lo personificamos como Carlos Salinas de Gortari, como los conservadores, los malignos neoliberales. Como la cochina corrupción.

Pero todo eso es falso. El problema es que el enemigo está entre nosotros, o por ser más preciso, el enemigo somos nosotros, los mexicanos.

Nuestra pereza para pensar. Es nuestra falta de empatía. Pensar que nuestros vecinos están esperando que a nos distraigamos para podernos robar, y los vecinos que buscan que el dueño se distraiga para poderle robar.

Son los que van a saquear en los accidentes de tránsito. Los que aprovechan cualquier distracción para sacar ventaja.

Porque así somos. Preferimos mentarle la madre a un peatón que nos obliga a detener nuestro automóvil, aunque él tenga la preferencia. Es el tema de aceptar que alguien más tiene la razón. Por eso aceleramos cuando alguien marca su luz direccional. Que nadie nos gane el lugar a ninguna parte.

Somos los mexicanos que insultamos en el anonimato. Que le damos dinero a un policía para que no nos multe. Que vendemos nuestro voto por una playera. Que envidiamos el éxito de alguien más. “No vaya a ser que a mi amigo le vaya mejor que a mí”.

Somos nosotros, los que defendemos a un gobierno corrupto como el que tenemos, aunque no le debamos nada. Los que nos acomplejamos, como el Presidente, de recibir una carta del Parlamento Europeo donde se critica la violencia y los ataques contra los periodistas y, en lugar de darle una solución, contestamos con un berrinche.

Nuestros enemigos son los mexicanos que demuestran que están dispuestos a matar a sus compatriotas simplemente por usar una playera de futbol diferente. Y lo destrozan a golpes con una pinche sonrisa en la cara.

El enemigo es nuestro egocentrismo, que no nos permite ver que nos va a ir mejor a nosotros si nos va mejor a todos.

Somos como los cangrejos que están en la cubeta. No nos importa salir, sino que los demás no salgan. Ahí están esos empresarios vendidos al régimen. Que justifican todas sus maromas y se quedan callados para mantener los privilegios.

Tal vez el problema es nuestra falta de educación. O que no estamos dispuestos a “sacrificar” nada porque pensamos que nadie va a hacer nada por nosotros. Tal vez, en el fondo, no vemos un reflejo en la sociedad. Y aunque nos podemos unir en tiempos de crisis —como en los sismos— la realidad es que, como dice Hobbes, los mexicanos somos los lobos de los mexicanos.

Nos guían nuestros miedos, nuestras envidias y nuestras inseguridades. Y ahí está nuestro gobierno, que lo que quiere es que todos estemos más igualmente jodidos; vaya transformación de cuarta.

Y mientras no podamos vencer a ese enemigo, que somos nosotros mismos, no podremos salir del hoyo en el que estamos metidos.

 

*Maestro en Administración Pública por la Universidad de Harvard y profesor en la Universidad Panamericana

Twitter: @ralexandermp

 

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