Logo de Excélsior                                                        

El Cananea de López Obrador

Ricardo Alexander Márquez

Ricardo Alexander Márquez

Disonancias

 

Era junio de 1906. El gobierno de Porfirio Díaz se empezaba a tambalear. Llevaba más de dos décadas en el poder y los movimientos revolucionarios comenzaban a florecer en el territorio nacional. Después de una serie de protestas y acontecimientos, el país perdía el orden que había gozado bajo el régimen por años.

Una de estas huelgas ocurría en la mina de Cananea, en Sonora, donde los trabajadores exigían mejores condiciones laborales. Perdiendo el buen juicio, el Presidente ordenó que se reprimieran las protestas a como dé lugar.

Incluso se autorizó la intervención de unos rangers de Arizona para controlar el movimiento. El resultado fue desastroso. Varios muertos y otros tantos detenidos.

La mecha estaba ya encendida. Seguirían más protestas sociales. Otra de las más representativas es la de enero de 1907, con la huelga obrera textil en Río Blanco, Veracruz.

El régimen no lo podía ver, pero esos movimientos y la reacción gubernamental serían uno de los principales detonantes de la caída del régimen que terminaría con el exilio de Porfirio Díaz en Francia.

Lo ocurrido el pasado miércoles en Tabasco se asemeja a Cananea. Los videos muestran que la autoridad fue implacable. En la tierra del presidente López Obrador, donde todos sabemos que el mandatario es quien dicta las órdenes, una protesta de trabajadores de la Refinería de Dos Bocas fue reprimida por la policía local que usó, entre otros, balas de goma y gas lacrimógeno. El saldo, varios heridos y personas detenidas.

La realidad es que los hechos ocurridos no son causa de una mala toma de decisiones en el momento. Ni siquiera por que las cosas se “salieron de control”. Más bien, desde 2019, el Presidente, el actual secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y su partido Morena, impulsaron –y aprobaron– en Tabasco una reforma al Código Penal –mejor conocida como “ley garrote”– que establece hasta 13 años de prisión a quien impida que se ejecuten trabajos y obras públicas o privadas. Así de premeditada y flagrante la violación al derecho humano de manifestarse.

Al día de hoy, el gobierno de la Cuarta Transformación no ha salido a condenar los hechos y el actuar de la policía de Tabasco. Ni hablar de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que sirve nada más de adorno.

Lo que sí se hizo es mandar al Ejército y a la Guardia Nacional a intimidar cualquier intento de paro de los trabajadores. Con ellos sí, con el crimen organizado, no.

Para la presente administración no se aplica eso de medir con la misma vara. Por eso se tienen diferentes parámetros dependiendo del sujeto que lo ejecuta.

En el caso de las protestas que llevaron al presidente López Obrador a cerrar Paseo de la Reforma en la Ciudad de México durante el año 2006, existen toda clase de justificaciones. “Era un movimiento legítimo” dice el mandatario. Pero eso sí, represión cuando alguien le toca su talón de Aquiles, que es la inútil y costosa refinería en su tierra natal.

Si bien se ha tratado de minimizar lo ocurrido en Tabasco, en el fondo Dos Bocas es la Cananea del presidente López Obrador. La violencia desmedida y evidente violación de derechos humanos se recordará y lo perseguirá como a Porfirio Díaz.

 

  • *Maestro en Administración Pública por la Universidad de Harvard y Profesor en la Universidad Panamericana.

Twitter: @ralexandermp

 

Comparte en Redes Sociales