Haciendo realidad la seguridad alimentaria para toda la humanidad

Hoy en día hablamos de la necesidad de abordar la seguridad alimentaria, especialmente de cara a los importantes retos globales que enfrentamos: la pandemia, el debilitamiento del sistema internacional basado en normas y guerras en varios lugares del mundo, y a lo ...

Hoy en día hablamos de la necesidad de abordar la seguridad alimentaria, especialmente de cara a los importantes retos globales que enfrentamos: la pandemia, el debilitamiento del sistema internacional basado en normas y guerras en varios lugares del mundo, y a lo anterior, se suman el cambio climático, la sostenibilidad de la producción agrícola, el comercio y la gestión de las cadenas de suministro. Pero, ¿qué queremos decir realmente con “seguridad alimentaria” y cómo nos aseguramos que sea una realidad para toda la humanidad?

Hay quienes hablan de la necesidad de ser autosuficiente en la producción agrícola, pero ¿hasta qué punto es realista o factible? Todos los países necesitan importar lo que no producen o no pueden producir, o lo que producen en cantidades insuficientes para atender las necesidades internas. Algunos países promueven la autosuficiencia mediante subsidios —que a su vez distorsionan el comercio—, destinados a incentivar el incremento de la producción agrícola, pero esto sólo exacerba la desigualdad en la producción y el suministro de alimentos. El exceso de producto se vende a precios subsidiados, los cuales compiten de forma desleal con los productos agrícolas de los países que no pueden permitirse las subvenciones y, por tanto, se ven perjudicados al intentar competir.

¿Qué podemos hacer al respecto? En el ámbito multilateral de la OMC tenemos la oportunidad de abordar el problema, en parte, mediante lograr acuerdos a las tan necesarias reformas de los apoyos internos y la creación de mercados abiertos. Como he mencionado en el pasado, el nivel de apoyos que distorsionan el comercio ha crecido de manera exponencial y, si no es objeto de disciplina alguna, para el año 2030 alcanzará 2 millones de millones de dólares en todo el mundo, lo cual ejercerá presión en la economía de la producción y el suministro de alimentos. Pero este elemento es sólo uno de varios a considerar.

A los problemas generados por los subsidios hay que sumar la creciente presión sobre las cadenas de suministro internacionales. Los costos de los fletes internacionales (marítimos, terrestres y aéreos) han aumentado exorbitantemente durante la pandemia, creando escasez mundial y alzas de precios. La repercusión de las guerras —incluso entre Rusia y Ucrania, importantes productores de trigo y energía— se ha sumado a esto. Con sanciones en vigor y prohibiciones de exportación contempladas para garantizar el consumo interno, las cadenas de suministro internacionales se ven afectadas y es necesario buscar alternativas.

Pero, ¿con qué rapidez pueden las cadenas de suministro lograr abastecer o abastecerse de mercados alternativos? La sostenibilidad también es un problema, ya que las condiciones meteorológicas extremas provocan sequías e inundaciones, y abordar el cambio climático se convierte en algo fundamental a la hora de abordar la producción y la seguridad alimentaria. La adopción de innovación y tecnología en materia de políticas para combatir el cambio climático y hacer frente a las emisiones incrementa en su importancia.

Abordar la seguridad alimentaria es multidimensional y complejo. Tenemos la responsabilidad de actuar a nivel local y global. Contamos con el conocimiento científico, las normas y el entendimiento. Lo que hace falta es paz, seguridad y voluntad política.

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