El costo de la guerra

Las cadenas de suministro globales yaestaban bajo presión por la pandemia y se handebilitado aún más con el conflicto bélico.

La guerra en Ucrania no es sólo un aconte­cimiento catastrófico que transcurre en al­gún lugar distante y demasiado lejano como para ser considerado importante por países como Australia o México. Ha tenido y sigue teniendo repercusiones en todos los países del mundo.

La trágica pérdida de vidas es incalcu­lable y la repercusión económica para el mundo es intolerable. El costo de cualquier guerra es demasiado alto y ésta no ha hecho más que evidenciar lo vincula­dos que estamos y cómo todos pagamos un precio por ello.

Las cadenas de suministro globales ya estaban bajo pre­sión a causa de la pandemia y se han debilitado aún más como resultado de la guerra. El suministro mundial de trigo está en peligro, al igual que sus precios. El trigo que habitual­mente suministran Ucrania y Rusia (dos de los mayores ex­portadores del mundo) no está llegando al mercado mundial.

Cuando se combina con malas cosechas en otros países o con las prohibiciones de exportación de importantes productores, el efecto neto es que los precios del trigo se han disparado a niveles récord y los sumi­nistros del mismo son difíciles de garantizar. Los países en desarrollo importadores netos de alimentos, que ya tienen que hacer frente a la elevada inflación y que a su vez es un problema mundial, no pueden permitirse la importación de trigo y otros productos bási­cos, lo que hace que muchos países padez­can inseguridad alimentaria.

Pero el trigo es sólo uno de los muchos productos vitales que están detrás de las ten­siones en las cadenas de suministro debido a la guerra y a las prohibiciones de impor­tación y exportación. También escasean los minerales y concentrados esenciales para los productos manufacturados, así como los fer­tilizantes, como la urea, fundamentales para la agricultura sostenible. La guerra también ha afectado el suministro mundial de ener­gía, sobre todo en Europa.

No es la primera vez que estos aconte­cimientos ocurren. La pérdida de vidas hu­manas y la devastación económica tras la Segunda Guerra Mundial fue­ron descomunales, no obstan­te, partiendo de las cenizas, el mundo sumó esfuerzos para la reconstrucción. De mane­ra similar, hoy en día nosotros también podemos reconstruir. Tenemos las herramientas, sólo necesitamos voluntad po­lítica. La solución no es sólo el fin inmediato de la guerra, sino que todos los países vuelvan a comprometerse con las ins­tituciones multilaterales y con las agendas orientadas a la solución multilateral dentro de ellas.

A pocas semanas de la Conferencia Mi­nisterial de la OMC, necesitamos un consen­so sobre las reformas del comercio mundial, especialmente en el sector agrícola. Esto es fundamental si queremos ver crecimiento a futuro del comercio mundial y el fortaleci­miento de las cadenas de suministro para una recuperación económica posterior a la pandemia. El momento de actuar con urgen­cia y unirse, apremia.

Espero sus comentarios en downunder.mexico@dfat.gov.au o en Facebook y en Twitter como @AusEmbMex

*Embajador de Australia en México

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