Relevo en el INPer

Me consta que dentro de la institución hoy trabajan mujeres con las características que menciono, que, además pueden demostrar experiencia directiva y capaces de conformar equipos de alto nivel

Por un lado, resulta una desgracia que el proceso de elección de un nuevo director (o directora) en un instituto nacional de salud ocurra en año electoral. La atención pública que se merece, se verá opacada por la sucesión presidencial que, en este caso para México, es una elección entre dos mujeres, lo cual es motivo de celebración.

El Instituto Nacional de Perinatología es, dentro del universo de los institutos de salud, especial por los temas que aborda y sobre los cuales tiene responsabilidad; trata principalmente temas de salud de las mujeres y de la prevención de su muerte, además de la salud de los recién nacid@s.

Por razones históricas y relacionadas con la misoginia estructural de la sociedad mexicana, la dirección de dicho instituto ha estado siempre a cargo de varones que, si bien es cierto muchos han aportado ideas sustantivas para mejorar la salud femenina, también es un hecho incontrovertible que varias administraciones han estado salpicadas por corrupción, incapacidad de algunos funcionarios y misoginia hacia el interior de la institución, lo cual resulta escandaloso en una institución dedicada a la salud femenina como uno de sus pilares.

Hoy, bajo un cambio en el estilo de hacer política del actual gobierno, sin que eso quiera decir que yo esté de acuerdo con el actual, la administración de los institutos, a cargo de la coordinación de los mismos y del secretario de Salud federal, tienen la oportunidad histórica de cambiar radicalmente para dar un giro hacia algo mucho más sensato que sería el nombramiento de una mujer como directora del mismo.

Al momento, la institución cuenta con mujeres muy capaces con perfiles interesantes y con amplia capacidad para asumir dicha función y me atrevo a decir que con mejores perspectivas para plantear un proyecto progresista. Por supuesto se requiere de alguna mujer que no se encuentre identificada con alguno de los grupos que, históricamente han pugnado por la dirección, es decir, no me parecería lo mejor buscar entre ginecólogas o pediatras, principalmente, porque bajo la alta especialidad en esos campos, es muy fácil perder la perspectiva de la salud pública de México, que requiere urgentemente tomar acciones que permitan disminuir la mortalidad materna y neonatal,  además de investigación y nuevas propuestas en salud reproductiva. También se requiere de una mujer sin compromisos ideológicos o religiosos de ninguna índole porque los temas involucrados requieren valores relacionados con el conocimiento científico como base de las nuevas propuestas.

Me consta que dentro de la institución hoy trabajan mujeres con las características que menciono, que, además pueden demostrar experiencia directiva y capaces de conformar equipos de alto nivel; lo único que falta es que la autoridad sanitaria se ponga la camiseta. Ojalá veamos aquí un progreso.

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