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Por qué debe renunciar Mireles

Raymundo Canales de la Fuente

Raymundo Canales de la Fuente

El doctor Mireles, que debo señalar se hizo notorio por su valentía para enfrentar a grupos delincuenciales que azotaban a Michoacán, se hizo presente en los medios de comunicación en dos momentos recientes.

El primero debido a su nombramiento como funcionario gubernamental de la llamada Cuarta Transformación, que le encargó la delegación del ISSSTE en su estado, que cobró especial relevancia en vista de que los funcionarios de la administración pasada lo tuvieron mucho tiempo en prisión, y ahora parece que se le reconoce su valentía y honestidad haciéndole un encargo importante en una institución que tradicionalmente ha permanecido infiltrada por la corrupción.

El segundo momento es muy reciente, hace alrededor de una semana, cuando hizo declaraciones públicas refiriéndose con calificativos muy despectivos hacia un grupo de mujeres, que consideraba no deberían ser derechohabientes de la institución en la que labora.

Pocos días después, sin entender la gravedad de sus expresiones, repite otras aclarando “que no eran sus palabras”, pretendiendo entonces descalificar a otra persona a quien le atribuyó las detestables expresiones.

Al apreciar la manifestación social masiva de rechazo al uso de dichos términos, tuvo el valor, también, de ofrecen disculpas públicas por sus dichos e, incluso, ahora se comprometió a “tomar un taller” que le ayude a entender la discriminación de género de la que hizo gala claramente.

Por supuesto, el personaje, como sucede muchas veces en la vida cotidiana, tiene muchas cosas valiosas en torno a su valentía y aparente transparencia, y  se le debe reconocer como persona el hecho de pedir disculpas públicas.

Eso no lo hacen prácticamente nunca los funcionarios públicos, exactamente por soberbia y una incapacidad estructural para reconocer sus errores.

Aplaudo por eso su actitud como ciudadano que reconoce sus errores, sin embargo hay otro plano de análisis que debemos ponderar y es el significado del episodio como funcionario público.

Por supuesto entiendo que es imposible contar con funcionarios públicos perfectos, como seres humanos todos y todas tendrán defectos, pero el que las palabras reflejan en el caso de marras, es incompatible con el cargo que ostenta hoy.

Me explico: lo que reflejan sus palabras en una condición cultural, asentada a lo largo de muchos años, donde la discriminación de género le ha resultado aceptable como parte del desarrollo de la sociedad, y eso exactamente representa una dificultad insalvable cuando es el encargado estatal de una institución, que por su nombre se dedica a brindar seguridad y servicios sociales a un grupo poblacional sin discriminación de ninguna índole.

Eso no se corrige con “un taller”, se necesita un cambio cultural muy profundo. Lo lamento, pero el doctor Mireles debe renunciar. Quizá si estuviera a cargo de la ganadería o la pesca organizada de la región, pudieran bastar sus disculpas, pero en ese cargo no bastan.

 

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