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La salud como prioridad

Raymundo Canales de la Fuente

Raymundo Canales de la Fuente

El diferendo del que acabamos de ser testigos, entre una aparente postura de rigidez por parte de la Secretaría de Hacienda y los directores de varios institutos encargados de la salud, parece haberse resuelto de forma favorable para los mexicanos.

Varios comunicadores ejercieron presión sobre lo que aparentaba una restricción incontrovertible del presupuesto asignado a las diversas instituciones sanitarias, apoyados por un grupo de directivos que cerraron filas frente a dichos argumentos, lo que dio como resultado las declaraciones abiertas de los encargados de las arcas públicas, así como del secretario de Salud, anunciando el “descongelamiento” de una enorme suma que brindará respiro al sector.

Si bien es cierto, los médicos no entendíamos los argumentos subyacentes, también es cierto que la presión en medios de comunicación provocó una aclaración y quizá rectificación del Ejecutivo federal, en voz del propio presidente López Obrador.

Muchos respiramos aliviados frente a dichas declaraciones. Podremos seguir trabajando y atendiendo pacientes. Ciertamente nunca habíamos visto una pretensión de recortes presupuestales tan extremos, pero debemos reconocer que tampoco habíamos visto una respuesta tan rápida y clara.

Las administraciones previas no presentaban espacio jamás para el debate de ideas ni para diferir abiertamente; si alguien no coincidía dentro de la administración pública o incluso fuera de la misma, se buscaban mecanismos subrepticios para silenciarlos.

Por supuesto, la salud es uno de esos temas que se necesitan corregir sin detener la marcha; los enfermos necesitan continuar con sus tratamientos de forma inmediata, a veces no es posible esperar ni siquiera días, existen plazos fatales que debemos cumplir para preservar la vida o la función de una persona. Pocas circunstancias similares en la administración pública, donde quizá muchos temas permiten detenerse para planear los cambios y articularlos paulatinamente.

En salud no es posible; la persona con un tumor maligno necesita urgentemente la cirugía y los tratamientos concomitantes, no es posible detenerse a pensar absolutamente nada. Era para ayer, literalmente. Por supuesto, descongelar los recursos para comenzarlos a utilizar supone el riesgo inminente de que continúen las prácticas de corrupción que también se han enquistado en el ámbito sanitario provocando daños irreparables a la salud de millones de compatriotas, entonces significa un doble reto: reactivar a las instituciones de salud con la inyección del dinero indispensable para salvar vidas, pero con un cuidado extremo respecto del uso del capital, que no es poca cosa.

No resulta tan simple como lo había mencionado el Presidente, no sólo es la compra de medicinas; hay muchas otras áreas infiltradas por la delincuencia.

 

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