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Embarazo adolescente y redes sociales

Raymundo Canales de la Fuente

Raymundo Canales de la Fuente

 

En este espacio he dedicado un buen número de textos al urgente problema del embarazo adolescente. Sólo con el fin de recordar una cifra, México ocupa el primer lugar en proporción de adolescentes embarazadas, cifra que, además, ha ido al alza.

Por supuesto, el fenómeno es un drama de muchas caras en virtud de que hay una cifra negra de menores que son víctimas de violencia, y como carecemos de una estrategia dirigida a la detección temprana, no tenemos idea del número, pero por supuesto son muchas.

Basta ver el número de estas niñas que acuden a los servicios de salud, con la gestación avanzada, acompañadas de “su pareja” que frecuentemente es un individuo mucho mayor.

Bajo esta perspectiva, debemos abordar el problema con nuevos enfoques, partiendo por supuesto de los intereses de las menores, así como de la manera que tienen para relacionarse socialmente.

La manifestación que vimos hace unos días de estudiantes preparatorianos preocupados por el tema del medio ambiente o las grandes concentraciones de jóvenes que ocurren en Europa sin aparente explicación suceden por la comunicación a través de redes sociales y todos los medios digitales a los que tienen acceso regularmente.

Los y las adolescentes se relacionan con otros, y debo decir con el mundo, utilizando la internet. Prácticamente para ellos, si no aparece en las redes, no existe.

Conocen su entorno y aprenden casi todo lo que saben en el ciberespacio. Bajo este esquema de aprendizaje, que contrasta especialmente con los métodos educativos de la sociedad occidental, no es una sorpresa que las escuelas tradicionales no están dando respuesta a las necesidades educativas de ese segmento poblacional, es más, los adolescentes están confrontando al sistema de una forma tan patente que, en términos prácticos, ninguna sociedad sabe hoy qué hacer con sus adolescentes.

A mí me parece natural que un grupo de individuos acostumbrados a entender el mundo a través de redes, respondan violentamente cuando se les insiste en atender a un señor, frente a un grupo, que intenta enseñarles cosas usando un pizarrón.

Seguramente lo ven como una especie de personaje medio loco, diciendo cosas absurdas y por completo inconexas con la realidad, es decir, el mundo visto, entendido y digerido en la internet.

Partiendo de estas observaciones, por supuesto una estrategia educativa que pudiera serles atractiva, en cualquier ámbito, debería partir justamente de los medios digitales, utilizando elementos que les llamen la atención; y la educación sexual y reproductiva no debería estar al margen de dichas estrategias, que, además, resultan muchas veces más baratas que las campañas en medios tradicionales, como la radio y televisión.

Debemos, como sociedad civilizada, entender estos axiomas fundamentales para responder racionalmente; quizá la articulación de varios sitios de internet, con contenido sexualmente atractivo para este grupo etario, y que se aproveche de esa atracción para introducir contenidos educativos sistemáticos y bien pensados, sea una de las respuestas que es urgente se articule desde el gobierno federal para poder disminuir tanto la violencia en el noviazgo, como favorecer una vida sexual sana, informada y con los cuidados necesarios para abatir el triste fenómeno del embarazo.

 

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