Agua contaminada para los fifís

Al señor, jefe de Gobierno, no le importan los vecinos de Benito Juárez, porque tienen más poder adquisitivo que los de Iztapalapa

Por supuesto a cualquier gobernante de una metrópoli tan compleja como la Ciudad de México le puede pasar lo que le recién le ocurrió al actual, Martí Batres. La red de distribución de agua potable metropolitana además de vetusta, está sujeta a movimientos cotidianos que se asocian a la sismicidad que caracteriza la zona geográfica en la que se asienta, por lo que resulta fácil imaginar una enorme cantidad de fugas, de hecho, es una de las causas del desabasto crónico que sufren diversas zonas de la capital mexicana.

Las obras de infraestructura hidráulica no son visibles para los ciudadanos de forma que, difícilmente se traducen en votos, lo que conduce a los políticos, especialmente los del corte de Morena, a nunca hacerlas. Se van quedando pendientes por lustros y décadas sin que nadie arregle nada, hecho que pasa desapercibido hasta que ocurre una desgracia como la de los días recientes. Un enorme grupo de vecinos de una alcaldía específica, reportan olor a hidrocarburos en el agua proveniente de la red bajo responsabilidad del gobierno capitalino; abundan los videos y fotografías que dan cuenta, además de un color pardo-café que invita a no acercarse al líquido.

La reacción inicial del gobierno local fue la negación del reporte, dijeron que eran rumores, totalmente infundados, sin brindar ningún detalle adicional. Frente al acumulamiento de evidencias que se han multiplicado en una zona relativamente grande de la alcaldía Benito Juárez, la autoridad decidió enviar personal, después de varios días, que corroboró el dicho de los vecinos, efectivamente, hay algún hidrocarburo en la red de agua potable, pero el jefe de Gobierno no aparece.

La encargada de Protección Civil, que parece una persona sensata y con sentido común, señaló que no es difícil comenzar a separar el contaminante porque se encuentra en la superficie de los almacenes como cisternas y tinacos. La observación es certera, porque la mayoría de las sustancias como la gasolina y el aceite son hidrofóbicos, es decir, no se disuelven en agua y al tener menor peso específico flotan formando una capa homogénea encima del cúmulo de agua.

El jefe de Gobierno, pasados varios días, admitió lo evidente, y sólo habló de que no había peligro de explosiones, hecho del que ni siquiera puede dar cuenta, porque, aparentemente hasta el día de hoy, nadie conoce la naturaleza de los hidrocarburos contaminantes ni tampoco su fuente.

  • Hay una hipótesis seguramente relacionada con la distribución, sobre la contaminación de un pozo de extracción del subsuelo, pero no se ha demostrado, sin embargo, el jefe de Gobierno, de quien se esperaría una actitud preocupada y ocupada para encontrar la solución de un problema tan grave, salió sonriente a los medios de comunicación afirmando que un grupo de vecinos de Iztapalapa acudieron a limpiar las cisternas de los afectados, celebrando la solidaridad de las personas de aquella alcaldía.

La traducción evidente es que al señor, jefe de Gobierno, no le importan los vecinos de Benito Juárez, porque tienen más poder adquisitivo que los de Iztapalapa.

Lamentables políticos nos gobiernan hoy. Acá en Tlalpan, el año pasado, durante varios meses, el agua presentó unos olores muy extraños, pero últimamente no lo he notado. Urge que todas y todos los ciudadanos nos cuidemos, porque a este gobierno no les importamos.

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