Logo de Excélsior                                                        

Rispideces y desencuentros con Biden

Raúl Cremoux

Raúl Cremoux

Otros ángulos

Imaginemos que, por un momento, Joe Biden hace de lado los enormes problemas que lo agobian, la pandemia, la crisis económica, el extremismo de derecha y el sinnúmero de grupos y sectas armadas que reniegan de la democracia y pide ver el expediente de México y su Presidente.

Va a encontrar una lista que provocarán se le suban las cejas y quizás los escasos cabellos de su cabeza. Verá, entre otros informes, los siguientes: un aeropuerto diseñado por Norman Foster destruido exprofeso, una cervecería adelantada en 900 millones de dólares, y que daría empleo directo a 432 personas, cancelada, el recorrido de cientos de kilómetros del Presidente para ir a saludar a la madre del mayor narcotraficante ya prisionero en una cárcel norteamericana, la liberación del narco nieto de esa señora en Culiacán, la sensible disminución de la lucha contra el hampa, el derroche económico de una petrolera quebrada, el desdén e ignorancia hacia el cambio climático, el reinante nepotismo y corrupción imparable, la faramalla de rifar un avión presidencial, el protagonismo e intervención en las elecciones venideras en junio, la displicencia a padres de niños enfermos de cáncer, carreteras y vías férreas bloqueadas por todo tipo de protestas, el affaire Cienfuegos, tratar de extinguir organismos autónomos esenciales para la vida democrática y el aumento considerable en todo tipo de ilícitos. Uff.

¿Qué pensará Joe Biden de esos vecinos?

Verá que es un largo y nutrido inventario de acciones con las que ni remotamente estará de acuerdo, verá que no encuentra nada con qué conectar con su pensamiento y fórmulas, sino que al revés, articulan una cortina de impedimentos y obstáculos para llegar a tener acuerdos fructíferos. Verá que lo firmado en el T-MEC tienen como plataforma el respeto a los derechos humanos y laborales. Verá que entre los dirigentes gubernamentales campean otros datos y la demagogia amén de las formas espontáneas más conocidas como ocurrencias o las que fueron metas del pasado como crear una refinería o un tren que en la península maya destruye franjas primordiales de selva.

Él que piensa en reformular una nueva firma de trato con migrantes de todo el mundo, dirigir esfuerzos titánicos para detener el deterioro ambiental y crear nuevas fuentes de trabajo fincadas en la tecnología del futuro, ¿cómo podrá instrumentar todo eso cuando en el vecindario sur, se marcha en sentido opuesto? ¿De qué modo influir para que involucrados comercial, cultural y socialmente podamos con mutuo respeto, alcanzar metas comunes?

Tendrá que apelar a algo muy superior a los tratos comunes de la diplomacia, habrá que jugar de manera inteligente y prudente ante las muy posibles rispideces y enfrentamientos que ya debe alcanzar a ver con claridad.

Por nuestra parte, ¿qué podremos hacer como sociedad para aprovechar las numerosas oportunidades que hoy se abren para ingresar a una comunidad que labora para crear un futuro donde hay que vencer temeridades y obstáculos de orden mayúsculo; aquí donde el señor de Palacio dice que no hay urgencia de reunirse con su homólogo yanqui?

No está fácil, ya que las soluciones no están en fórmulas que a mitad fueron buenas en el pasado y no sirven ni como fuente de nostalgia. La mayor adversidad es la formación e ideología de nuestros dirigentes que se refugia en el siglo pasado y, hasta mucho más allá en la memoria de una nación apenas en formación.

Asimétrica y con signos de confrontación es lo que tenemos enfrente. No nos hagamos falsas ilusiones.

 

Comparte en Redes Sociales