No debemos hablar de suicidio

Romper el silencio en torno al suicidio es clave para salvar vidas.

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Mitos y realidades de la salud

MITO

No debemos hablar de suicido a quien tiene depresión.

Uno de los mitos relacionados con la depresión, es afirmar que no es conveniente hablar de suicidio cuando un individuo sufre, tiene pensamientos angustiosos, y considera el suicidio como salida. Esto es falso.

CONSECUENCIA

Cuando al hablar de suicidio se afirma que, quien se suicidó lo hizo en forma repentina, se ignora que todos podemos descubrir los signos incipientes de una decisión que afecta a todos, familia, amigos, sociedad entera y por eso es importante hacer contacto con quien está en una crisis que puede resultar en suicidio; el silencio no es la opción

En 2024, se registraron 8,856 suicidios en México, lo que equivale a una tasa de 6.8 por cada 100 mil habitantes. Este valor supera los de 2014 y 2019, cuando las tasas fueron de 5.1 y 5.6, respectivamente. El informe del Inegi detalló que los hombres concentran la mayor parte de los casos, con una tasa de 11.2 por cada 100 mil, mientras que en las mujeres es de 2.6 por cada 100 mil. El grupo de edad más afectado es el de 30 a 44 años, considerado etapa de plenitud laboral y familiar.

La Organización Mundial de la Salud señala que los trastornos mentales son un factor muy importante asociado con el suicidio. Los estudios realizados por la OMS revelan una prevalencia total de 80 a 100% de trastornos mentales en casos de suicidio consumado.

Además, el riesgo de suicidio en personas con trastornos como la depresión es de seis a 15%; alcoholismo, siete a 15%; y con esquizofrenia, cuatro a 10 por ciento. En las edades mayores, el suicidio también tiene una alta prevalencia, las tasas en los mayores de 65 años están por encima de las de los otros grupos de edad.

Es de notar que una proporción importante de las personas que cometen suicidio, nunca consultaron a un profesional en salud mental, por lo que todos debemos estar atentos cuando observamos algunos síntomas, como cambios bruscos de humor o expresión de sentimientos de vacío, aislamiento social repentino de familia o amigos, descuido de la higiene personal, cambios drásticos en los hábitos de sueño y alimentación, abandono o pérdida de interés de actividades cotidianas y pasatiempos o consumo de drogas.

Romper el silencio en torno al suicidio es clave para salvar vidas. Hablar abiertamente permite identificar señales de alerta, ofrecer apoyo emocional y dirigir a la persona hacia profesionales de la salud mental. El diálogo sincero y sin prejuicios ayuda a disminuir el estigma, fomenta la empatía y genera conciencia social sobre la importancia de la prevención. Además, brinda a las personas en riesgo la posibilidad de sentirse escuchadas, comprendidas y acompañadas, lo cual es fundamental en un momento de vulnerabilidad.

No al suicido, la vida es hermosa y todos podemos vivirla plenamente.