La magia de la vieja amistad

La magia de la vieja amistad no tiene explicación lógica; se encuentra dentro de nosotros.

Mi querido viejo: como algunas veces te he comentado, uno de los grandes placeres que me ocasiona el escribir esta columna, a más del placer de pensar en ti, que eres mi lector de cada semana, y decidir qué tema quiero abordar y redactarlo para que sea de tu agrado, está el placer de recibir correspondencia de mis lectores, que me alegra mucho, porque significa que, a través de internet. Mi texto llegó a las prensas de Excélsior, de sus prensas salió el diario, y alguien leyó la columna y decidió escribirme; los mensajes recibidos son casi siempre optimistas, algunos me critican o señalan algo que les parece mal o erróneo, pero siempre son bienvenidos.

Pero hoy quiero dejar el mensaje directo como me llegó mediante tres vías; una persona que no conozco, un viejo amigo del colegio y una prima querida con la que tengo comunicación constante; desconozco el autor, pero admiro cada palabra de su texto.

El texto se llama Por la magia de la vieja amistad, y la copio como la recibí.

“La magia de la vieja amistad no tiene explicación lógica; está dentro de nosotros.

“Pueden pasar los años y con un simple encuentro se aviva, como si no hubiese pasado un día de ausencia.

“¿Habrá sensación más agradable que una tertulia entre amigos, donde no se distingue entre amigos viejos y nuevos?... Nosotros envejecemos, pero la amistad siempre está igual, a la amistad no le pasa el tiempo.

“Todos los estudios respecto al buen vivir resaltan la importancia de compartir con amigos; yo no sé si cura los males del cuerpo, lo que sí tengo certeza es que es lo mejor para el alma.

“Recordar la adolescencia o cualquier etapa de la vida, con amigos, reír, dialogar y compartir sus alegrías y tristezas es, sin duda, siempre la mejor terapia y una sensación sublime del espíritu. “El abrazo fraternal de un amigo es únicamente comparable al abrazo con los hijos o los nietos.

“Gracias a la vida por haberme dado la fortuna de contar con amigos como los que tengo, con sus virtudes y defectos; sentir lo que siento cuando estoy o sé de ellos, es la sal y chispa de mi existencia, porque siempre he pensado que nuestro paso por esta vida se aligera porque existe el sentimiento virtuoso de la vieja amistad.

“¿A ustedes no les pasa que uno no se sitúa en el presente, sino que al contactar a los viejos amigos se transportan a los tiempos cuando se inició la amistad?

“Eso quiere decir que uno mentalmente se siente más joven mientras transcurre ese contacto.

“¡Gracias por tu vieja amistad, es un tesoro que valoro mucho y que nunca perderé!

“Reciban un abrazo con mucho cariño y gracias por ser parte de mi historia de vida”.

¿Qué te parece, querido viejo?, todo esto que aquí está escrito se refiere a ti y a miles de viejos queridos que aman la vida, y saben el tesoro que tienen en una vieja amistad.

A veces será preciso recordar nombres, tal vez hacer una llamada telefónica, reencontrar a aquel amigo o amiga que compartió sus experiencias y sus sueños contigo, y recordar.

Porque como dice el texto, “nosotros envejecemos, pero la amistad siempre será igual”.

Enhorabuena.

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