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El inmenso placer de bailar

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

Bailar es celebrar la vida con el cuerpo y el espíritu.

H. Nijinsky

 

Mi querido viejo: no me negarás que al llegar la primavera y con ella el calorcito, nos sentimos más animados, con ganas de celebrar la vida; sabemos que, en todas las culturas, en todas las épocas, la manera de celebrar la vida es con el movimiento; desde las oscuras épocas de la prehistoria, los primeros seres humanos celebraban el placer de caminar, brincar, bailar de cualquier manera, sea moviendo solamente los pies o brincando o al compás de un tambor o siguiendo la música de una orquesta.

Bailamos para celebrar la vida, los días importantes, las fiestas religiosas, en los nacimientos, en las bodas, en los sepelios, en todos los momentos importantes de la vida, pero también bailamos porque estamos contentos, porque estamos vivos, y esto es mucho más importante ahora que somos viejos, porque no nos resignaremos a vivir apoltronados en un sillón sin hacer nada.

Mi querido viejo: si haces una visita al archivo de la memoria, recordarás que tu vida como adolescente comenzó con el baile: tal vez aprendiste a bailar con los amigos o una compañera fue tu maestra de los primeros pasos al compás de la música de las grandes bandas, y bailaste al ritmo del swing, y luego vino el rock’n’roll, (para escándalo de nuestros papás), y moviste el esqueleto con alegría, y después llegó el mambo, el chachachá y, por supuesto, la salsa y todas las variedades de baile que, no me dejarás mentir, formaron parte importante de tu juventud.

En nuestro país, el baile sigue siendo importante, en la ciudad hay bailongos en la Ciudadela, en Coyoacán, en Portales, en Peralvillo, y vemos a parejas de más de 70 años de edad moviendo el esqueleto con alegría; y no se diga en lugares como Puerto Vallarta o Veracruz: si has estado en el puerto seguramente viste a los queridos viejos jarochos elegantemente ataviados de blanco bailando en la plaza, acompañados por su pareja, que lleva un vestido hermosamente decorado, ambos siguiendo el compás con precisión. Y qué decir en el programa Aprender a envejecer del Canal 11 de televisión, en donde los expertos muestran sus habilidades y bailan contentos al compás de la música.

Bailar, bailar, bailar; si tú eres de este equipo, felicitaciones, porque se sabe que quien baila tiene una mejor salud, mejor circulación, mejor presión arterial y mejor sueño.

Es posible que creas que no puedes bailar porque hace mucho tiempo que no lo haces; ¡inténtalo!, pon una música, la que quieras, y mueve los pies, verás que pronto sentirás el gusanito de bailar más y más.

Y si de verdad no puedes bailar, recuerda que hay un programa, Bailar sentado, un programa hecho para militares lisiados, que la inolvidable maestra de baile, Irma Mamina Tijerina trajo de los Estados Unidos y te enseña a hacer ejercicio sabroso y útil para tu salud, aunque no estés de pie; si quieres, solicítame este programa y te lo enviaré a tu correo.

 

Bailar, bailar, bailar, ¡viva la vida, que estamos en primavera!

 

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