Los mexicanos despreciamos las normas sanitarias y no tenemos educación en salud, simplemente esperamos que la suerte sea suficiente para evitar la enfermedad.
MITO
Cancelaciones por sarampión.
La Secretaría de Salud ha enviado una notificación (18 de diciembre de 2025) señalando que, debido al creciente número de casos con sarampión, se hace un “exhorto a la restricción y o cancelación de eventos masivos (posadas, ferias, desfiles alegóricos, partidos deportivos, etcétera) durante la temporada invernal 2025-2026, del 21 de diciembre de 2025 al 20 de marzo de 2026”.
CONSECUENCIA
Sabiendo cómo somos los mexicanos y cómo reaccionamos ante las noticias y sugerencias del gobierno, estoy seguro que habrá quienes cancelen su posada o su fiesta de fin de año, pero la mayoría de la población mexicana seguirá haciendo lo que ha hecho toda la vida.
REALIDAD
La realidad, que debemos analizar ahora al revisar las decisiones y actitudes en relación a la salud y a los peligros derivados de las epidemias y pandemias, es que la gran mayoría de los mexicanos confían en la “suerte” para no enfermar. Para dar un ejemplo: el día que fue publicada la información (16 diciembre), se habían notificado ¡5,781 casos nuevos de sarampión!
Eso significa que los mexicanos despreciamos las normas sanitarias y no tenemos educación en salud, simplemente esperamos que la suerte, o una estampita o un amuleto colgado al cuello, sea suficiente para evitar la enfermedad (recordemos que el señor que ya no está aquí, en su ignorancia, dijo que un “detente” evitaría el covid, y por eso y los errores del subsecretario en turno murieron más de un millón de mexicanos).
Las diversas enfermedades que sufre el ser humano han sido motivo de estudio, identificación y creación de medicamentos —vacunas— que evitan la enfermedad; los terribles episodios de muertes por viruela y sarampión, que mataron a millones de mexicanos en el siglo XVI, y fueron repetidos en el siglo XVIII; el Premio Continental de la Organización Panamericana de Salud, ya que México logró la mayor cobertura en vacunas; a mí me tocó acudir a recibir tal Premio en 1995.
Pero ahora parece que, en medio de la inseguridad, la falta de medicamentos, la irregularidad en las citas a consulta, etcétera, los mexicanos olvidan vacunarse, y eso da por consecuencia lo que aquí he relatado.
Lamentablemente, el “exhorto” de las autoridades de salud sólo será respetado y obedecido por muy pocos grupos, ya que, desde ahora, vemos las aglomeraciones en los mercados y los comercios, y las fiestas y celebraciones en casas, restaurantes, etcétera.
Se acaba el año, estimado lector, y desde esta columna le agradezco su lectura y lo invito a que invierta en salud para vivir sano: invierta en buenos alimentos, invierta en ejercicio físico sano y agradable, invierta en sueño reparador e invierta en buenas relaciones con su familia y sus amigos. Así, el 2026 será el mejor año de su vida.