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A trabajar

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

La fallida captura de Ovidio “N”, hijo del Chapo Guzmán en el 2019, causó un gran revuelo, porque quien decidió su liberación fue el señor Presidente; eso y sus atenciones a su madre, confirmó que “abrazos y no balazos” es un mensaje claro para los delincuentes. Ovidio no es un capo mayor, pero su captura hace unos días despierta todo tipo de dudas: ¿la detención se hizo sin su conocimiento?, el Presidente no tuvo noticia hasta horas después; ¿es un cambio de estrategia? es de dudarse, porque la violencia sigue desatada; ¿es un regalo para el presidente Biden?, tal vez, y éste sería un lamentable mensaje, por eso no quiero hablar de este tema.

Estamos al principio del 2023, junto con las celebraciones y los votos por un año mejor que el anterior, lo que necesitamos es ponernos a trabajar para lograr nuestra metas, personales, familiares y sociales. Hoy como nunca nuestra participación en asuntos de país es necesaria, porque si revisamos qué ocurrió después del 2018 nos damos cuenta que los temores, los remordimientos, la falta de compromiso con México hicieron que los partidos políticos y muchos políticos importantes se abstuvieran de participar; sus remordimientos los hicieron callar y así están hasta hoy. Por su parte, millones de ciudadanos se abstuvieran de participar, tal vez paralizados por la aplastante presión de las “mañaneras” del Salón Tesorería, y por estos cuatro años sólo hacen eco de los mensajes, para criticarlos o para aprobarlos, pero nada más.

Parecería que nuestro México no es nuestro, que, cual mansos corderitos, tenemos que soportar todo lo que ocurre sin chistar, desde las absurdas determinaciones para cancelar obras importantes, la “austeridad republicana” que sumió en la miseria a muchas instituciones y tiene a la Economía en la peor situación en décadas; la corrupción a todos los niveles, la violencia imparable, que causó la mayor mortandad de la historia, la inseguridad que afecta a todos, la enfermedad y muerte por las cancelaciones del seguro popular, el manejo estúpido del covid, la fraudulenta compra consolidada de medicamentos y el desprecio a los médicos residentes; la cancelación de fideicomisos, el ataque a la investigación, la ciencia, la cultura y las artes; en suma, presenciamos la destrucción del concepto mismo de República.

Por eso, en lugar de estar en silencio frente a todo esto, los ciudadanos, los grupos políticos, las asociaciones civiles, las organizaciones sociales debemos trabajar para plantear planes y programas para el 2024.

No se trata de una fantasía, sino de una necesidad urgente; hoy como nunca debemos asumir que, como ciudadanos, necesitamos hacer oír nuestra voz; la experiencia comunitaria del pasado 15 de noviembre cuando millones defendimos al INE es muestra de que sí podemos unirnos por una causa noble y un propósito concreto: defender a las instituciones de la República.

Debemos trabajar, hoy podemos hacer contacto con nuestros representantes en el Legislativo y la suma de mensajes puede ayudar a que reaccionen y piensen en el futuro del país. Y si podemos participar con uno de los muchos colectivos y asociaciones civiles, nuestras ideas y proyectos pueden convertirse en realidad.

Ya hay evidencia de que la fuerza del movimiento de la 4T disminuye, las votaciones en el 2021 así lo muestran y los enfrentamientos entre los morenistas también; la 4T no llegó para quedarse, sino que pasará como un ensayo fallido de convertir una democracia en una dictadura, por eso debemos ponernos a trabajar.

El asunto del hijo del Chapo es mucho menos importante que el futuro de nuestro país; debemos actuar como ciudadanos dignos, éste es el momento.

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