Logo de Excélsior                                                        

El sainete en Conacyt

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

He escrito aquí varias veces que es absurdamente largo el periodo de transición en México y eso tiene efectos negativos sobre la vida pública.

La espera de cinco meses entre la fecha de la elección y la toma de posesión sólo conduce a hacer desfiguros, caer en ineficiencias y minar la credibilidad de las instituciones. Qué triste es que cuando por fin los legisladores se animaron a acortarlo, sólo le quitaron un mes, cosa que entrará en vigor en 2024.

La eterna transición muestra a México como un país de esquizofrénicos. Todos sabemos que el poder político lo detenta ahora Andrés Manuel López Obrador, pero éste no puede ejercerlo porque su periodo comienza el próximo 1 de diciembre.

Eso ha dado lugar a que el ganador de la elección presidencial haya emprendido una nueva gira por el país. Como legalmente no puede gobernar, no le queda más remedio que seguir en campaña, con el gasto de recursos públicos y energías institucionales que eso implica.

Pero la imposibilidad legal no quita los instintos políticos de los triunfadores de ejercer ya el mando.

Y en un país acostumbrado al paternalismo, muchos gobernados no están dispuestos a esperar a que se estrene el nuevo sexenio, y buscan desde ya a quienes creen que pueden resolverles los problemas. De ahí las largas filas frente a la casa de transición de López Obrador en la colonia Roma.

A la futura directora general de Conacyt, María Elena Álvarez-Buyllá Roces, se le quemaban las habas por imprimir su estilo personal en ese organismo público descentralizado.

En una carta que se filtró en las redes sociales el martes, Álvarez-Buyllá solicita al actual director general del Consejo, Enrique Cabrero Mendoza, que “suspenda toda convocatoria abierta dentro de Conacyt que pueda afectar y comprometer recursos presupuestales para ejercicios 2019 y subsecuentes”.

Es decir, allí le pide –en su calidad de “integrante del equipo de transición del Presidente electo 2018-2024– que le dejen la casa limpia y con la despensa intacta para lo que se le ofrezca.

Pero aquí hay dos problemas.

El primero, que varias de esas convocatorias tienen que ver con apoyos a la investigación científica y becas. Quienes aspiran a obtenerlos no pueden esperar a que el próximo gobierno reemprenda esos procesos, a riesgo de dejar truncos estudios y dejar que se malogren investigaciones en curso.

El segundo, que legalmente el periodo de gobierno no termina sino hasta el 30 de noviembre y los actuales funcionarios tienen el deber de cumplir con sus responsabilidades, a riesgo de incurrir en faltas administrativas. 

Llama la atención que la reacción de Álvarez-Buyllá a la divulgación de la carta no fue justificar su petición a Cabrero, sino condenar la filtración.

“Nos hemos enterado con sorpresa de la difusión de dicho oficio en medios de comunicación y redes sociales, tergiversando el objetivo y acuerdo entre el doctor Cabrero y una servidora, y del oficio mismo”.

El Conacyt respondió ayer miércoles mediante un comunicado propio en el que dijo que se han celebrado “más de 25 reuniones” entre la actual administración y “distintos miembros del equipo de la doctora Álvarez-Buyllá” para “concretar una transición ordenada y alineada con propósitos institucionales”.

A la solicitud de Álvarez-Buyllá de suspender las convocatorias, el Conacyt respondió que éstas seguirán adelante con base en la normatividad. “Su cancelación significaría una afectación a derechos de terceros e implicaría faltas administrativas”, adujo.

Respecto de la difusión de la carta, argumentó que ésta caía en lo establecido por el artículo 3 de la Ley Federal de Transparencia, que dispone que “toda información generada, obtenida, adquirida, transformada o en posesión de los sujetos obligados en el ámbito federal (…) es pública, accesible a cualquier persona y sólo podrá ser clasificada excepcionalmente como reservada de forma temporal por razones de interés público y seguridad nacional”.

El incidente en Conacyt ha enturbiado una relación entre el gobierno federal y el equipo de transición que parecía ir sobre rieles engrasados.

Quizá estemos ante un caso excepcional, en el que una futura funcionaria acelerada se sintió con el poder para intervenir en las funciones de la actual administración de Conacyt y, al mismo tiempo, mostró su desdén por la transparencia al pretender que su petición se gestionara en lo oscurito.

Ojalá sea eso y no un anticipo de una forma de ejercer el poder que no cree en los procesos institucionales ni en la rendición de cuentas ni en la observancia del marco legal.

En cualquier caso, sigo pensando que debiera contemplarse seriamente acortar el periodo de transición. López Obrador tendría que estar gobernando –como ya lo está, por ejemplo, el presidente Iván Duque en Colombia– y no en gira. Este compás de espera no deja beneficio alguno a los ciudadanos.

 

Comparte en Redes Sociales