Hacia una nueva cultura salarial

En un mensaje a trabajadores y empresarios, en junio del 2017 y desde la Coparmex, propusimos la adopción de una “nueva cultura salarial”, basada en una estrategia de largo aliento,pero con acción inmediata, para el aumento continuo y sustancial de los salarios mínimos.

Por Gustavo de Hoyos Walther

En todas las sociedades modernas, el esfuerzo económico de los particulares, individuos y empresas es el que produce la mayor parte de la riqueza. Los trabajadores que participan en una empresa de cualquier tamaño constituyen, a la vez, su principal fortaleza. Son, sin duda, su principal activo estratégico. Por eso, en épocas recientes ha ganado fuerza globalmente la convicción de que la generación de bienestar a la fuerza de trabajo es el principal fin de la empresa. Esta idea ha ganado terreno en el pensamiento empresarial emergente a nivel global, hoy denominado capitalismo social.

De acuerdo con esta idea, no hay progreso sostenible de una sociedad si el trabajo no es bien remunerado y si las prestaciones sociales no benefician de forma creciente y sustancial a los trabajadores. Muchos economistas destacados señalan que es a través del salario donde se comienza el ciclo económico virtuoso que tiene como resultado el aumento de la riqueza y, por lo tanto, la posibilidad de que ésta beneficie a más personas.

En nuestro país, tradicionalmente el trabajo no ha sido bien remunerado comparativamente con otras naciones del orbe e incluso de Latinoamérica. Este desacierto del sistema económico constituye uno de los principales agravios a la sociedad mexicana que explica, en parte, el arribo de la persuasión populista.

En un mensaje a trabajadores y empresarios, en junio del 2017 y desde la Coparmex, propusimos la adopción de una “nueva cultura salarial”, basada en una estrategia de largo aliento, pero con acción inmediata, para el aumento continuo y sustancial de los salarios mínimos, de tal manera que para el año 2030 dichas remuneraciones base pudiesen alcanzar la “línea de bienestar familiar”.

En efecto, no fue el gobierno federal actual quien planteó la iniciativa de aumentar disruptivamente el salario mínimo. Lo que sí se necesita reconocer es que, desde que fue candidato, el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo de acuerdo, en un documento formal que envió a la Coparmex, con la propuesta de la “nueva cultura salarial”, a la cual agregaría, ya en el gobierno, un tratamiento diferenciado para la zona fronteriza norte.

Actualmente, el reclamo por un salario remunerador ha encontrado eco y gran impulso referencial en varias organizaciones de la sociedad civil. Así, el colectivo Empresas por el Bienestar, que agrupa a 170 empresas medianas y grandes, decidió unilateralmente aumentar todos los salarios base para que ninguno de sus trabajadores, de sus miembros, se sitúe en una condición de pobreza. Estas propuestas existen gracias a una gran meditación por parte de un número creciente de empresarios mexicanos, sobre la necesidad de transformar la cultura empresarial.

Es un gran avance, que hoy el gobierno federal, las organizaciones de trabajadores y la representación empresarial se encuentren en sintonía respecto a este tema.

Frente a las voces que plantean que el reparto de dinero por el gobierno es la solución al problema de la pobreza, es menester sostener que es sólo el trabajo bien remunerado el que puede generar prosperidad permanente en amplios sectores de la población.

Hoy, el 90% del ingreso de las personas proviene de salarios por trabajo realizado. La razón es que nada puede sustituir la promoción del empleo como la mejor política económica y social. En muchos sentidos, el futuro de México depende de que entendamos esta verdad de oro.

El industrialista y filántropo Henry Ford dijo alguna vez que “…los empleadores no son quienes pagan los salarios. Ellos sólo transfieren el dinero. Es lo que se produce lo que paga los salarios y son los administradores quienes gestionan la producción”. Ford sabía de lo que hablaba. Sacando conclusiones de su idea, sólo un México productivo y generador de riqueza logrará que los trabajadores ganen más y vivan mejor. Y esta necesidad no ocurre sólo por razones filantrópicas. La cuarta revolución industrial en la que está inmerso el mundo requerirá que los trabajadores estén más calificados en el uso de tecnologías de punta y más inmersos en la planeación de la producción.

Esto sólo puede realizarse con trabajadores satisfechos debido a que se retribuye justamente su esfuerzo. Mientras celebramos el acuerdo tripartita para el incremento salarial a partir de enero de 2022, no debemos olvidar que la riqueza social no depende de un gobierno benefactor. En última instancia, las oportunidades para cada cual dependen de que existan condiciones para la prosperidad, que permitan la existencia de más empresas y empresarios, que contraten a más trabajadores, con trabajos justamente remunerados. Ésa es la ruta de la construcción de un #México ganador para todas y para todos.

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