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Jesús Reyes Heroles, secretario de Educación Pública

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

POR CARLOS ORNELAS*

 

                Seremos inflexibles en la defensa

               de las ideas, pero respetuosos en              

                       las formas, pues en política,                

            frecuentemente, la forma es fondo.

                Jesús Reyes Heroles


El lunes pasado se cumplieron 33 años de la muerte de Jesús Reyes Heroles, don
Jesús, como le llamaban sus cercanos.
Aunque es más recordado como intelectual e ideólogo del Partido Revolucionario Institucional y defensor del régimen de la Revolución mexicana, su breve paso como jefe de la Secretaría de Educación Pública impulsó tareas cimeras. Porfió en descentralizar el sistema escolar, bautizó con
una consigna el afán del gobierno en la educación, combatió contra la derecha tradicional y los líderes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y,
aun contra la resistencia de maestros
y alumnos, elevó los estudios de las escuelas normales a licenciatura.

Ascendió al puesto el 1 de diciembre de 1982, en el gabinete de Miguel de
la Madrid
, quien había sido su estudiante en la antigua Escuela Nacional de Jurisprudencia de la UNAM. Dejó de ejercerlo unas semanas antes de su muerte, el 19
de marzo de 1985, aunque el gobierno
no lo removió.

Reyes Heroles arribó al puesto con la misión de transferir el control de la educación básica y normal a los estados como parte del proyecto de descentralización de la vida nacional. A golpe de decreto respondió a los embates del entonces cacique del SNTE, Carlos Jonguitud Barrios. Primero transformó las Delegaciones de la SEP de los estados en Unidades de Servicios Educativos a Descentralizar y luego instituyó los Servicios Coordinados de Educación con los estados. Firmó convenios con 12 gobernadores. Era un mecanismo que había ideado para combatir la colonización que los fieles del SNTE tenían del gobierno de la educación básica y normal. Quería ejercer la rectoría en la educación.

La descentralización, como otros proyectos que echó a andar, cupieron dentro de la “revolución educativa” una locución que le permitió poner en un saco tramas de diversa naturaleza: “Fortalecer nuestros valores fundamentales, remover lastres y rutinas viciosas, combatir la ineficacia administrativa”. O, para “adecuar la enseñanza a las nuevas condiciones de la sociedad, elevar la calidad de la educación, desterrar el analfabetismo y seguir usando la educación como instrumento de igualdad social”. También para “procurar el equilibrio entre los
aspectos informativos y la misión formativa de la educación”.

Con este concepto defendió el laicismo en la educación nacional. En su comparecencia en la Cámara de Diputados, el 4 de diciembre de 1984, debatió con los representantes del Partido Acción Nacional.
Al diputado José González Torres le respondió: “Enseñar en la escuela oficial todas las religiones, sabiendo que pronto ese proceso va a conducir a la concentración en
una sola religión y a volver a los viejos conflictos del siglo pasado”.

A pesar de que tenía debates públi-
cos, a veces agresivos con los dirigentes
del sindicato, no pudo deshacerse de los funcionarios de la SEP que emergieron de sus filas y que robaleaban, mientras que
el líder mayor, según reseña el actual
secretario de Educación Pública, Otto Granados Roldán, acudía a Los Pinos a vender paz social.

A pesar de tener en contra al gremio, en 1984 decretó que los estudios de las escuelas normales serían de licenciatura y, que quienes ingresaran a sus aulas deberían tener bachillerato. Antes de esa reforma, a los maestros se les consideraba sub-profesionales.

Reyes Heroles daba la pelea, aun en desventaja. No contenía por completo las avalanchas del SNTE, pero —sin el apoyo presidencial total— no tenía la fuerza para desbancar a sus líderes. Hizo lo que pudo, guardó las formas, pero se empleó a fondo. ¡Murió antes de cumplir 64 años!

                * Académico de la Universidad   Autónoma Metropolitana.

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