Rivalidad entre grandes potencias: la influencia del medio

PorPatricia Holmes* • Australia está enfocado en trabajar con amigos y vecinos, escuchar las opiniones de otros y compartir ideas y valores. La próxima semana, el primer ministro de Australia espera recibir en la Ópera de Sídney al presidente Biden, de Estados ...

Por Patricia Holmes*

• Australia está enfocado en trabajar con amigos y vecinos, escuchar las opiniones de otros y compartir ideas y valores.

La próxima semana, el primer ministro de Australia espera recibir en la Ópera de Sídney al presidente Biden, de Estados Unidos; al primer ministro Kishida, de Japón, y al primer ministro Modi, de India, con motivo de la Cumbre de Líderes del Quad. En la Cumbre, estos cuatro países trabajarán para garantizar una región Indo-Pacífico abierta, estable y próspera, en la que todos los países tantos grandes como pequeños participen activamente en la configuración y decisión de su propio futuro y en la que ningún país domine ni sea dominado. Ése es nuestro objetivo.

Australia, como México, es una potencia media. Para nosotros, grupos como el Quad, el G20 y APEC son fundamentales para garantizar el tipo de región y mundo que queremos.

Es decir, una región pacífica y predecible, gobernada por reglas y normas ampliamente consensuadas, en la que todos podamos cooperar, comerciar y prosperar.

Es fácil ver al mundo en términos de competencia entre grandes potencias y descartar el papel de las potencias medias. Pero esto sería un error. Australia quiere trabajar con amigos y vecinos, escuchar las opiniones de otros y compartir ideas y valores. Tenemos que ser activos en el mundo para darle forma. Tenemos que estar presentes.

Nuestras voces importan, y más cuando trabajamos con otros. La agrupación MIKTA permite a Australia y México —junto con Indonesia, Turquía y la República de Corea— trabajar con otras potencias medias comprometidas a forjar soluciones colectivas a los retos globales. A través de ella, podemos apoyar la eficacia del sistema multilateral y buscar influenciar a las gran- des potencias.

No siempre es fácil; no tenemos las mismas herramientas que tienen las grandes potencias: la economía nacional, capacidad de inversión, peso militar y alcance diplomático. Por eso es cada vez más importante que apoyemos a instituciones internacionales y las normas multilaterales que han ayudado a mantenernos fuertes y prósperos por décadas.

Debemos alzar la voz y actuar colectivamente cuando se incumplen las normas y se amenaza la paz, como con la invasión ilegal e inmoral de Rusia a Ucrania, una clara violación de la Carta de la ONU. Más allá de la inmensa pérdida de vidas y sufrimiento humano, la guerra está impulsando la crisis global de seguridad alimentaria y energética. Esto nos afecta a todos. Australia ha condenado la guerra, impuesto sanciones comerciales y financieras, y aplicado topes de precios del G7 al petróleo ruso.

Todos tenemos un interés existencial en la paz, prosperidad y estabilidad. De hecho, éstos son los objetivos más críticos de la diplomacia australiana. Como uno de nuestros más grandes pensadores de política exterior, Allan Gyngell, quien falleció recientemente, afirmó: “Los australianos deben verse a sí mismos como actores, no como espectadores, en el drama de un mundo cambiante”.

Espero sus comentarios en downunder.mexico@dfat.gov.au o en

Facebook y en Twitter como AusEmbMex.

*Encargada de Negocios de la Embajada de Australia en México

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