Protegiendo y fortaleciendo las normas internacionales

Un sistema eficaz de solución de diferencias de la OMC es clave para la ejecutoriedad de la legislación en materia de comercio mundial

Por Estelle Parker*

En días recientes, la Organización Mundial del Comercio (OMC) y su labor han sido objeto de mayor atención alrededor del mundo, dado que a partir del 11 de diciembre, el Órgano de Apelación de la OMC no cuenta con un quórum de miembros suficiente para funcionar. Tal y como enunció hace unos días la secretaria de Economía de México, Graciela Márquez, el Órgano de Apelación de la OMC está en crisis.

Esto es importante para países como México y Australia, ya que ambos confiamos en el funcionamiento de las normas para hacer posible que nuestros respectivos sectores productivos comercien con facilidad y certidumbre.

Es difícil para las “potencias medias” como nosotros ejercer influencia en un sistema internacional moldeado en buena medida por las acciones de naciones de dimensiones mucho mayores. Por eso necesitamos reglas internacionales, incluyendo normas para el comercio, además de instituciones, tales como la OMC, para elaborar, monitorear y asegurar que estas normas se cumplan.

Un sistema eficaz de solución de diferencias de la OMC es clave para la ejecutoriedad de la legislación en materia de comercio mundial y, por lo tanto, es importante para garantizar que el comercio internacional tenga lugar de una manera que se entienda y sea previsible. Esta certidumbre es importante no sólo para los exportadores e importadores de estos productos, sino también para los consumidores.

El Órgano de Apelación es una etapa clave en el proceso de solución de diferencias de la OMC. Ubicado en Suiza, dicho órgano escucha apelaciones en disputas presentadas por miembros de la OMC. Puede sostener, modificar o revertir las conclusiones jurídicas de paneles de la OMC, y sus conclusiones deben ser aceptadas por las partes en la controversia.

México, al igual que Australia, ha recurrido al Órgano de Apelación para proteger sus intereses comerciales. Un ejemplo fue la decisión a favor de México en el año 2015, de cara a los requisitos de Estados Unidos en materia de etiquetado de país de origen, que afectaban las exportaciones de ganado mexicano. A su vez, Australia tuvo éxito en su desafío a las restricciones a la importación de carne australiana por parte de Corea del Sur y de Estados Unidos, en beneficio de los agricultores australianos.

El Órgano de Apelación es clave para asegurar que todos los países, inclusive los de grandes dimensiones, al comerciar cumplan con las normas comerciales acordadas.

La OMC no es perfecta, y Australia y México han estado trabajando juntos con miras a reformarla y hacerla más transparente y más justa.

La OMC tampoco está muerta.

Hoy más que nunca, Australia y México debemos trabajar juntos para llegar a una solución multilateral que haga posible que el Órgano de Apelación funcione de nuevo. Mientras tanto, los miembros de la OMC pueden trabajar juntos para seguir contando con un sistema de resolución de diferencias mientras que el Órgano de Apelación no pueda funcionar.

También debemos sumar esfuerzos en apoyar la continuidad del trabajo del Órgano de Apelación, así como trabajar juntos para defender otros mecanismos jurídicos internacionales.

Juntos, debemos evitar la erosión de reglas internacionales que fueron duras de alcanzar, y de normas de comportamiento acordadas conjuntamente y que aseguran que el mundo sea moldeado por todos los países, no sólo por aquellos de grandes dimensiones.

Espero sus comentarios en downunder.mexico@dfat.gov.au o en Facebook y Twitter como @AusEmbMex

*Encargada de negocios de la embajada de Australia en México

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