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Poniendo fin a la vergüenza, el silencio y la impunidad

Opinión del experto Global

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Por Estelle Parker*

 

Durante las últimas dos semanas hemos presenciado marchas y manifestaciones en todo el mundo para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género. Dichas marchas invitan a reflexionar y a generar conciencia acerca de la necesidad de adoptar medidas para lograr poner fin a la violencia contra la mujer.

Las mujeres tenemos derecho a estar enojadas. La violencia contra ellas es una grave violación de derechos humanos, y tiene repercusiones devastadoras en las víctimas y en la sociedad en general. Para quienes no hemos sido objeto de violencia, es difícil comprender el aislamiento y la inmensurable desesperanza que experimentan las víctimas de abuso sexual y violencia doméstica, así como las familias de las víctimas de feminicidios, particularmente cuando los perpetradores no son llevados ante la justicia.

¿Por qué estamos enojadas las mujeres? Hoy en día, las tasas de violencia contra las mujeres siguen siendo altas: una de cada tres mujeres ha sido objeto de abuso físico o sexual, a menudo perpetrado por alguien cercano. Australia tampoco está libre de violencia contra las mujeres, un reto que precisamos enfrentar en mi país y que es un desafío compartido con muchos otros países.

Hacer frente a esta problemática es una prioridad del más alto orden para Australia. El Plan Nacional para Reducir la Violencia contra las Mujeres y sus Niños 2010-2022 del Gobierno de Australia tiene como objetivo que las mujeres australianas y sus hijos puedan vivir libres de violencia en comunidades seguras.

Asimismo, el 9 de agosto pasado, el Consejo de Gobiernos Australianos asignó recursos por 340 millones de dólares y acordó cinco prioridades nacionales para reducir la violencia familiar, doméstica y sexual, entre las cuales destaca respetar, escuchar y responder a las diferencias en la experiencia de vida y el conocimiento de las mujeres y sus hijos afectados por la violencia.

La importancia que Australia concede a dichos esfuerzos va más allá del ámbito nacional. Una de las iniciativas del gobierno de mi país que más me enorgullece es el programa de subvenciones que se otorgan mediante el Programa de Ayuda Directa (DAP) de la Embajada de Australia en México a organizaciones no gubernamentales enfocadas al empoderamiento de niñas y mujeres, derechos humanos y gobernanza.

A pesar de los logros alcanzados gracias a la labor tanto de gobiernos como de la sociedad civil, debemos sumar esfuerzos, incluyendo hombres y niños, para transformar las normas sociales de género, las actitudes y los comportamientos contrarios a hacer realidad un mundo libre de violencia contra las mujeres.

Dichos esfuerzos son decisivos para poner fin a la vergüenza, el silencio y la impunidad.

 

Espero sus comentarios en downunder.mexico@dfat.gov.au o en Facebook y Twitter como @AusEmbMex.

 

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