Armenia y Azerbaiyán: la disputa por el Karabaj
Rusia y Turquía están al tanto de las maniobras y acciones en el territorio
Ricardo Ortiz Esquivel
Twitter: @richgdlmx
La caída de la Unión Soviética en 1991 trajo más problemas a la región del Cáucaso y Asia Central que algún beneficio o estabilización para los países que buscaron desunirse del yugo moscovita.
Lo que permitía funcionar a la URSS era la propaganda ideológica del comunismo y el simbolismo “todos son iguales” (en efecto, era así).
En mis años de estudiante en Moscú tuve la oportunidad de conocer y convivir no sólo con profesores que se formaron en la época soviética, sino también con personas que específicamente no eran rusos, sino descendientes de comunidades armenias, azeríes, kirguistanas, georgianas, etcétera Al igual que con muchos migrantes de las extintas repúblicas soviéticas que trabajaban vendiendo kebabs o haciendo la limpieza en los edificios residenciales.
Todo este cúmulo de vivencias, debates-clases en auditorios que se construyeron en la Guerra Fría me sirvieron para entender que los conflictos que llevaban entre sí todas las comunidades postsovéticas no sólo podían ser de carácter político-diplomático, sino también social-cultural.
Todas esas exrepúblicas soviéticas tienen una historia rica, pero también un cúmulo de sucesos que los arraiga a amar a sus patrias aun y cuando éstas han perdido territorios o vivido mascares u holocaustos a lo largo de su formación como naciones.
Las tradiciones, costumbres y fracasos hacen que las distintas etnias-comunidades se odien entre sí o se apoyen históricamente. La URSS hizo que todas sus comunidades vivieran mezcladas y en armonía, aun cuando los hechos históricos profundizaran un odio común.
A la caída de la URSS, las distintas poblaciones se independizaron, pero la influencia rusa quedó tatuada para siempre. En los últimos años, Turquía ha buscado expandir su fuerza y hegemonía en el mundo. En específico, el presidente Recep Tayyip Erdogan, se ha encargado de que su país se mezcle no sólo en la política de la región, sino también en los conflictos militares de ésta.
Debemos entender que Azerbaiyán y Turquía no sólo comparten fronteras, sino también sus idiomas son bastante parecidos y comparten hechos históricos que los hacen aliados estratégicos en la región y socios comerciales poderosos (gas-petróleo).
Históricamente, Turquía y Armenia nunca han tenido buenas relaciones diplomáticas, pero en específico lo que ha desenvainado el odio entre naciones es el Genocidio Armenio de 1915.
El conflicto que se está suscitando entre Armenia y Azerbaiyán se formó desde principios del siglo XX, pero en 1988 se hizo más público y para 1994 detonó un conflicto con más de 30 mil muertos. Las últimas tensiones se han suscitado en 2016 y 2020. El territorio disputado se llama Nagorno-Karabaj y es habitado en su mayoría por etnias armenias que gobiernan un Estado de facto, pero internacionalmente se reconoce como un territorio azerí (de iure).
El territorio del Karabaj cuenta con más de cuatro mil kilómetros cuadrados. Las principales religiones son el cristianismo armenio y el islam.
La tregua firmada en 1994, apoyada por el Grupo de Minsk (EU, Francia y Rusia) y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) no ha podido culminar por completo un conflicto que en los últimos días ya lleva más de un centenar de muertos y heridos.
El territorio en disputa se encuentra al suroeste de Azerbaiyán y no muy lejos de la frontera con Armenia.
Desde el pasado fin de semana, Bakú y Ereván han dado distintas versiones y se han culpado mutuamente por iniciar un conflicto que está derramando sangre dentro del Nagorno-Karabaj.
Principalmente, Rusia y Turquía están al tanto de las maniobras y acciones que se están llevando a cabo en la región. Turquía apoya incondicionalmente al gobierno azerí, pero por el momento no ha realizado alguna ofensiva militar desde Ankara contra los grupos armenios.
Rusia apoya a Armenia y cuenta con una base militar en la ciudad de Gyumri, pero entiende que no puede existir una tensión en la región del Cáucaso por ningún motivo. No le convendría tener una guerra cerca de sus fronteras o decidir involucrarse directamente en el conflicto.
El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, ha sido claro con el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan: “Abandonen nuestro Karabaj y ya no se derramará sangre. De lo contrario, seguirá derramándose la sangre armenia en el territorio que nos pertenece”.
¿La única salida es la sangre o la dimisión de Armenia?
A nadie la conviene un conflicto en el Cáucaso, especialmente cuando están de por medio Rusia y Turquía metidos en Bakú y Ereván.
No esperen un conflicto entre Putin y Erdogan por el Nagorno-Karabaj. Eso no sucederá.
GANCHO AL HÍGADO
¿Qué sintieron los votantes estadunidenses al haber visto el debate presidencial entre Trump y Biden? Difícil tomar una decisión electoral. ¿Dónde quedaron los grandes políticos estadunidenses?
¿Ha sido Chris Wallace el peor moderador en la historia moderna de los debates presidenciales en Estados Unidos? Mejor que continúe dando las noticias en Fox News.
¿El proyecto trumpista de plantar “un billón de árboles” es lo equivalente en México al programa social Sembrando Vida?
¿La mejor estrategia de Donnie es sólo interrumpir y desprestigiar en todo a Sleepy Joe?
*Graduado de la Universidad
Estatal de Moscú Lomonosov.
Bachelor en Relaciones
Internacionales, Diplomacia
y Procesos Globales.
