La Habana y Washington hablan, las piedras siguen en el camino

Por lo que se ha dicho al final de la ronda, la tercera no será la vencida. Las abundantes  visitas en ambos sentidos en los últimos seis meses –Barack Obama incluido– han tenido más eco en los medios de comunicación del mundo que en los cambios imprescindibles. La relación económica, fundamental para considerar que se normalizan los vínculos, sigue empantanada.

“El bloqueo continúa en vigor y a pesar de las medidas tomadas, persisten restricciones significativas a las exportaciones desde Estados Unidos, son pocos los productos cubanos que se permiten importar en ese país, no se autorizan inversiones estadunidenses en Cuba excepto en las telecomunicaciones y no existen relaciones bancarias normales entre ambos países”, afirma el comunicado de la Cancillería cubana.

La carismática Josefina Vidal, jefa de la delegación antillana, fue explícita al exponer argumentos frente a la prensa: “En seis meses hemos tenido dificultades con 13 bancos internacionales con los cuales hemos tenido cierre de cuentas, o rechazo de transferencias, o suspensión total de las operaciones con Cuba, derivadas esas acciones de la vigencia del bloqueo, y en muchos casos de las propias multas que el gobierno de Estados Unidos ha impuesto a instituciones financieras internacionales. Eso ha tenido un impacto disuasivo en muchos otros bancos del mundo, que han preferido cortar o no continuar relaciones con Cuba por temor a ser sancionados por Estados Unidos”.

Durante el último semestre, Cuba ha sufrido seis negativas de servicios a sus

“…embajadas o consulados en Namibia, en Canadá, en Turquía y en Austria, que hace muy poco tiempo recibían servicios de empresas o de sucursales de empresas estadunidenses radicadas en esos países”.

“Hemos vuelto a insistir una vez más en el tema y compartimos todos estos ejemplos con la delegación de Estados Unidos, para que se vea el carácter extraterritorial de la aplicación del bloqueo y el alcance que está teniendo la aplicación de esta política, más allá de las propias relaciones bilaterales entre Cuba y Estados Unidos”, comentó Vidal.

Clara señal de que las negociaciones no van al mismo ritmo que los diálogos, además de la persistencia del bloqueo es la falta de respuesta sobre otros asuntos que Cuba considera centrales para la normalización. Dígase la devolución del territorio ilegalmente ocupado por la base naval de Estados Unidos en Guantánamo, y otros pendientes que la Cancillería cubana define como “políticas del pasado que le imprimieron a las relaciones bilaterales un carácter hostil y continúan aplicándose”, en clara referencia a la Ley de Ajuste, el programa para la deserción de médicos cubanos de servicio en el exterior y la persistencia del financiamiento a las actividades para promover un cambio de régimen en la isla.

A pesar de esos vacíos en el entendimiento mutuo, la tercera ronda acordó “nuevos pasos” como parte del proceso hacia la mejoría de los vínculos bilaterales. Vidal confirmó que en los próximos meses se organizarán otras visitas de alto nivel entre ambas naciones y se suscribirán nuevos acuerdos de cooperación, por ejemplo, en salud y agricultura.

“Reunión productiva”, fue el término empleado por la directora de Estados Unidos del MINREX cubano para definir el encuentro con su contraparte estadunidense, que –en ausencia de la que los inició, Roberta Jacobson– ahora estuvo presidida por Kristie Kenney, consejera del Departamento de Estado, y el subsecretario adjunto de Estado para los Asuntos del Hemisferio Occidental, John S. Creamer.

La buena noticia sigue siendo que se mantiene el diálogo. La mala, que no han podido apartar las peores piedras del camino.

*Periodista cubana