El legado político de un Papa latinoamericano
Ha dirigido sus esfuerzos y atención a temas controversiales.
Por Jana Nelson*
Con tan sólo tres años al mando de la Iglesia católica, el papa Francisco ha dado al mundo entero mucho de qué hablar. Es el primer Papa latinoamericano y, como franciscano, ha dirigido sus esfuerzos y atención a temas controversiales a los que el Vaticano ha restado importancia desde hace años: pobreza, migración, igualdad de género, aceptación de la diversidad sexual, educación, etcétera.
A pesar de la controversia que ha generado, aquellos que se sienten incomodados por su mentalidad progresista en varios temas sociales no pueden negar la influencia inesperada y positiva que ha ejercido en la política internacional. Particularmente en América Latina, el papa Francisco continúa forjando veredas diplomáticas que se dirigen hacia la solución de problemas que han aquejado por años a la región.
El ejemplo más celebrado de su agudeza diplomática es la histórica restauración de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos tras un embargo económico de casi 45 años. Fue el papa Francisco quien medió las pláticas iniciales que llevaron al restablecimiento de las relaciones al enviar cartas individuales tanto al presidente Obama como al presidente Castro, incitándolos a reunirse y, finalmente, recibiéndolos para una reunión diplomática en el Vaticano en octubre de 2014. Esta mediación preparó el camino para que tanto Cuba como Estados Unidos anunciaran su intención de restaurar relaciones en diciembre de 2014, concretándolas en abril de 2015.
La migración y el desplazamiento forzado son también temas prioritarios en los que el papa Francisco dedica gran cantidad de tiempo. Tras haber declarado previamente que el rechazo de migrantes bien podría ser un “acto de guerra”, el pontífice ha hecho llamados a los líderes de países europeos a implementar mejores políticas para ayudar a la oleada de inmigrantes procedentes de Eritrea, Siria y Afganistán. Durante la próxima visita del papa Francisco a México, se espera que aborde el tema de la política mexicana hacia los migrantes procedentes de Centroamérica, así como la violencia generalizada en México.
Otra de las contribuciones sin precedente del papa Francisco en el campo de la política internacional es la atención que ha dirigido al tema del cambio climático. Tanto antes como después de la recién concluida Cumbre de París contra el Cambio Climático, el papa Francisco tuvo un papel muy activo al hablar sobre la importancia de la reducción de emisiones en todo el mundo. Como consecuencia, ninguna otra región en el mundo ha sido más receptiva a sus exhortaciones que Latinoamérica, donde previamente los líderes políticos habían abogado por responsabilidades comunes, aunque diferenciadas.
De hecho, las naciones latinoamericanas fungieron un rol crucial en las negociaciones hacia un acuerdo durante la 21 Conferencia de las Partes (COP21), celebrada en París en diciembre de 2015. México en particular ha jugado un papel activo y progresivo en las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés), al punto de emitir su Plan de Acción para el Cambio Climático en marzo de 2015, mucho antes de la COP21. Adicionalmente, en respuesta al Laudato si’, los sacerdotes tanto en Perú como en México han comenzado a incorporar mensajes sobre el cambio climático en sus sermones, como forma de honrar el mensaje del Papa.
En medio de la influencia que el papa Francisco ha ejercido a escala global, sus esfuerzos diplomáticos en América Latina, aunque poco conocidos, no han sido menos impactantes. Su rol, por ejemplo, en la inminente resolución de la insurgencia de 51 años de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ha sido reconocida por John Kerry, secretario de Estado de EU, como esencial para la resolución pacífica del conflicto.
A finales de septiembre de 2015, el presidente colombiano Juan Manuel Santos y el líder de la guerrilla de las FARC, Rodrigo Londoño, firmaron un importante convenio donde se comprometen a un acuerdo de paz durante los próximos seis meses.
Firmado en La Habana, el acuerdo se suscitó días después de que el papa Francisco hiciese un llamado para la paz en Colombia. Tras asumir su rol, el pontífice se había reunido previamente con el presidente Santos en el Vaticano para alentar una negociación con Londoño.
Adicional a su rol en las negociaciones con las FARC, el papa Francisco ha asumido un papel importante en la resolución de la reciente disputa en la frontera de Colombia con Venezuela, la cual fue cerrada por el presidente venezolano Nicolás Maduro después de la muerte por arma de fuego de tres soldados de
aquel país. Tras el cierre de la frontera en agosto de 2015, el pontífice fue anfitrión de una serie de reuniones a las que atendieron sacerdotes de los dos países, como esfuerzo continuo para promover la resolución de la problemática entre ambas naciones.
Sin embargo, el mayor legado del papa Francisco en América Latina es, quizá, su habilidad para fungir como figura unificadora de una región dividida por ideales religiosos, económicos y políticos, donde los líderes políticos habían fallado anteriormente. Durante sus viajes en América Latina, el pontífice ha reiterado repetidas veces su idea de una “patria grande”, en un esfuerzo por lograr una mayor unidad ideológica en el continente.
Sus esfuerzos han demostrado ser un gran éxito, atrayendo los elogios y la adherencia de Evo Morales, Raúl Castro y Horacio Cartes. Sin duda, su próxima visita a México y el subsecuente viaje a su natal Argentina extenderán su positiva influencia.
Directora general de Speyside Corporate Relations México
